
Mermelada de albaricoque

- 1 Kg de albaricoques
- 500 g de azúcar
- Zumo colado de un limón

El albaricoque, conocido también como durazno, chabacano, damasco o albérchigo, es una de las frutas más consumidas en verano. Es rico en β-caroteno, compuesto que, en el organismo, una vez consumido, se convierte en vitamina A, uno de los nutrientes esenciales de nuestra dieta, favoreciendo la protección de nuestras células gracias a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
Su aporte energético es bastante bajo en comparación con otras frutas, pero lo suple con la gran cantidad de fibra natural y minerales que presenta, como el potasio (K), magnesio (Mg) y calcio (Ca).
Puede consumirse tal cual o en forma de mermelada, compota, zumo… ¿Habéis oído hablar de los orejones? Estos son los albaricoques secos, deshidratados, cuya conservación puede durar meses bien guardados en un frasco de cristal en un lugar seco y oscuro. Al extraerles el agua impedimos que ciertas bacterias y gérmenes se alimenten de los azúcares y los estropeen. Estos, por ejemplo, poseen un efecto laxante, mientras que el fresco, suele ser un remedio para las diarreas.
Para comenzar a elaborar esta deliciosa mermelada de albaricoque, debemos lavarlos bajo el agua del grifo para quitarles posibles restos de tierra que puedan tener, y dejarlos escurrir. Los pelamos y partimos por la mitad para retirarles el hueso central.
Los troceamos e introducimos en una cacerola de un tamaño apropiado a la cantidad que vamos a hacer, junto con 500 g de azúcar y el zumo colado de un limón. Dejamos reposar más o menos unas dos horas para que vayan macerando y soltado el jugo.


Pasado el tiempo ponemos la cacerola a fuego medio y vamos removiendo a menudo con ayuda de una cuchara de madera o plástico para evitar dañar el material del que esté hecho la cacerola. A medida que va cociendo, podremos ver cómo los trozos de albaricoque se van rompiendo y deshaciendo espesando así la mezcla. Dejamos cocer durante 30-40 minutos.
Si nos gusta una mermelada libre de tropezones y llega un punto en el que la pulpa de los albaricoques no se deshace más durante la cocción, podemos triturarlo con ayuda de una batidora eléctrica o pasapurés. Si por el contrario nos gusta que tenga trozos, pues lo dejamos tal cual está. Cuando se enfríe ya estaría lista para degustar, por ejemplo, con rebanadas de pan de molde con mantequilla tostadas a la sartén, como relleno de la tarta Sacher, etc.

Para conservar la mermelada durante bastante tiempo sin que se nos estropee, existe la posibilidad de embotarla. Para ello, debemos esterilizar los botes o frascos de cristal donde la vayamos a conservar. Para saber cómo hacerlo, sígueme en mi sección: Técnicas de cocina.



