Casquería,  Dificultad: 1,  Receta

Criadillas de toro rebozadas y fritas con un toque de ajo y perejil

© El Platillo Comilón

INGREDIENTES: (para 4 personas)

  •  2-3 criadillas de toro
  • Una ramita de perejil
  • 2 dientes de ajo
  • Harina
  •  2 -3 huevos
  • Pan rallado
  • Aceite de oliva
  • Sal

 

ELABORACIÓN:

     Las criadillas es el nombre gastronómico que reciben los testículos de todo animal de matadero. Las que hoy vamos a preparar en nuestra cocina provienen de un toro, el macho no castrado de la vaca. Este es un animal de grandes dimensiones, provisto de dos cuernos, uno a cada lado de la gran cabeza que posee, y de pelo corto. Es herbívoro y rumiante, se alimenta de hierba, la cual regurgita de forma semidigerida, para volverla a masticar y digerirla ya desmenuzada por completo.

     En la antigüedad, el toro estaba destinado al tiraje de carruajes o máquinas pesadas, a la alimentación y a la obtención de su piel y sus cuernos. Hoy día, suele criarse, principalmente, para el uso de espectáculos cuyo fin es la muerte del mismo. Esto abre un gran debate en la sociedad en la que se llevan a cabo este tipo de prácticas entre las personas que están a favor de las mismas, pro taurinos, y las que están en contra de su maltrato, anti taurinos.

     Las criadillas entran a formar parte de los alimentos pertenecientes al grupo de la casquería. Como hemos comentado en otras ocasiones en las que hemos cocinado este tipo de alimentos, la psicología ejerce un poder muy grande sobre nuestra mente y si, por su presencia, olor, etc. no probamos dicho alimento, puede que nos estemos perdiendo una auténtica delicia.

     Este puede ser el momento de romper con esos estereotipos gastronómicos y preparar unas deliciosas criadillas. ¿Nos acompañas a la cocina? Es muy, muy sencillo. En nuestro caso las vamos a preparar empanadas con un ligero toque de sabor a perejil y a ajo. Las podemos conseguir en una casquería y/o, pedirlas por encargo, si es que tenemos esa oportunidad, en nuestra carnicería de confianza. Sea como sea, las pediremos limpias pero enteras, es decir, con el pellejo o piel que las recubre retirada y sin partir.

     Las lavamos, secamos, cortamos en filetes finos con ayuda de un cuchillo que corte bien y salamos.

     Preparamos un plato con 2-3 huevos batidos, una rama de perejil fresco y 2 dientes de ajo todo muy bien picado. Si en ese momento no disponemos de perejil fresco, siempre podemos usar perejil molido, aproximadamente una cucharadita. Metemos los filetes de criadillas en el huevo y los dejamos que se empapen bien por media hora aproximadamente. Si lo queremos dejar por más tiempo no pasa nada.

     Posteriormente, los pasamos por harina, retirando el posible exceso que pueda adherirse, y por último por pan rallado. De esta manera ya están listos para freír.

     Ponemos al fuego una sartén de tamaño medio-grande con un buen chorro de aceite de oliva y, una vez que adquiera la temperatura adecuada, echamos uno a uno los filetes. Al principio, el fuego debe estar alto para que adquiera una temperatura elevada lo antes posible, pero, una vez que los echamos en la sartén, lo bajaremos para evitar que se nos quemen y así se hagan despacito y salgan tiernos.

     Yo que tú no me lo perdería porque están… ¡para chuparse los dedos!

 
 
 
 

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