Cremas y sopas,  Dificultad: 2,  Verduras y hortalizas

Sopa de tomate

© El Platillo Comilón

 

 

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)

 

  • 8 tomates de pera maduros
  • Media cebolla
  • 2-3 dientes de ajo
  • 2 zanahorias no muy grandes
  • Una cucharadita de pimienta negra molida
  • Una cucharadita de orégano
  • Una cucharadita de azúcar
  • Media cucharadita de ají molido
  • 2 tazas de caldo de verduras
  • 3-4 cucharadas de nata líquida para cocinar
  • Aceite de oliva
  • Sal

 

 

 

ELABORACIÓN:

 

     La sopa de tomate es una receta muy sencilla de hacer, solo apuntar que el quid de la cuestión está en los propios tomates naturales que usemos para hacerla. En nuestro caso hemos optado por los de pera, una variedad de tamaño grande, con pulpa carnosa y poco ácida. Eso sí, cuanto más maduros estén, mucho mejor.

 

     Si compramos tomates que están algo duros y queremos que maduren, basta con dejarlos fuera del frigorífico. El frío detiene su proceso de maduración, a la vez que merma su sabor y textura, haciendo que la carne se vuelva como harinosa al paladar.

 

     Para 4 personas vamos a usar 8 tomates de pera. Los lavamos bien bajo el agua del grifo, secamos y, con un cuchillo, les practicamos, a cada uno de ellos, un corte a modo de cruz en su parte inferior o base (en el culo del tomate).

 

 

     Ponemos una cacerola de gran tamaño a fuego alto con abundante cantidad de agua y, una vez que rompa a cocer, echamos los tomates. Hay que tener en cuenta que, cuando los echemos, el agua aumentará de nivel, y si llenamos mucho la cacerola, se puede incluso salir el agua. Una vez que rompa a cocer los echamos y, si no nos caben, lo haremos en varias tandas. Los dejamos durante un minuto aproximadamente. Pasado este tiempo los sacamos rápidamente a un recipiente con agua muy fría para bajarles la temperatura que han adquirido en la cocción y así facilitar la retirada de la piel sin dañar la pulpa. A esta técnica se le denomina “escaldar”. El contraste de temperatura hace que podamos retirar la piel con facilidad ya que esta se levanta casi sin hacer esfuerzo. Como veréis, empieza a levantarse por los bordes donde hemos practicado los cortes.

 

 

     Quitamos y desechamos la parte superior donde el tomate estaba adherido a la mata, los troceamos y reservamos.

 

     En una cacerola ponemos un buen chorro de aceite de oliva y sofreímos hasta dorar media o una cebolla cortada en grandes trozos, 2-3 dientes de ajo y 2 zanahorias todo ello pelado y laminados. Estas últimas contrarrestan la acidez del tomate. Cuando esté bien sofrito añadimos el tomate troceado que habíamos reservado. Removemos sin parar a fuego medio, siempre evitando que se agarre en el fondo de la cacerola o se queme. Pasados unos 8-10 minutos añadimos 2 tazas de caldo de verduras. Si en ese momento no tenemos, podemos sustituirlo por agua.

 

 

 

Si quieres saber cómo preparamos un buen caldo o fondo de cocina, pasa por mi sección: Técnicas de cocina.

 

 

 

     Salamos y añadimos una cucharadita de pimienta negra molida, otra de orégano, otra de azúcar y media, o una entera (opcional), de ají molido. Dependerá del punto de picante que nos guste. Cocemos, al menos, durante 30 minutos o hasta que reduzca considerablemente el caldo y se potencien los sabores. Batimos todo con una batidora eléctrica a máxima potencia y lo colamos para quitar cualquier resto de pieles o pepitas de tomate que pueda haber y así dejarlo fino al paladar. Lo volvemos a poner a fuego, esta vez bajo, y añadimos 3-4 cucharadas de nata líquida para cocinar. Removemos, rectificamos de sal o de cualquier otra especia, si es que lo necesita, dejamos cocer un par de minutos y listo para comer. ¡Está espectacular! Seguro que repetís más de una vez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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