
Olla podrida de Burgos

INGREDIENTES: (para 4 personas)
- 500 g de judías de Ibeas de Juarros
- Una cebolla y media
- Una cabeza de ajos
- 3 zanahorias de tamaño mediano
- Un pimiento verde de los finos de tamaño mediano
- Un puerro
- Una hoja de laurel
- Una cucharadita de pimentón dulce
- Agua
- Aceite de oliva
- Sal

CARNE
- 2 manitas de cerdo adobadas
- 2 orejas de cerdo adobadas
- Medio costillar de cerdo adobado
- 2 chorizos
- Una morcilla de burgos (de arroz)
- Agua

RELLENO
- 4 rebanadas de pan de molde sin el borde
- 2 huevos
- Una ramita de perejil fresco
- 2 dientes de ajo
- Una cucharadita rasa de pimentón dulce
- Aceite de oliva
- Sal


ELABORACIÓN:
Aunque su nombre no nos inspire mucha confianza, no tiene nada que ver con el resultado que nuestro paladar y estómago saborean. La olla podrida, típica de Burgos, España, es un plato hipercalórico debido a la gran cantidad de carne de cerdo adobada que se utiliza para su elaboración, por ello se considera un plato muy solicitado en invierno para contrarrestar el frío. Su nombre puede tener varias procedencias, pero sea como sea, la receta es buenísima.
Uno de los ingredientes fundamentales para su elaboración son las judías, procedentes de Ibeas de Juarros, una población de la provincia de Burgos, España. Es en este pueblo donde se lleva a cabo la siembra de tan preciado tesoro gastronómico que recibe todas sus características gracias al terreno y al clima que se da en la zona. La judía, de sabor muy suave y textura mantecosa, es de color rojo tirando a morado intenso, con forma ovalada, a diferencia de la forma arriñonada que presentan la mayoría de judías existentes. Su cocción es lenta y, por lo general, no suelen desprenderse del hollejo, haciendo del agua donde hierven un caldo o salsa muy peculiar porque adquiere un aspecto denso y de color achocolatado. ¿Pasamos a la cocina y preparamos una buena olla podrida?
El día anterior a la realización de la olla podrida debemos dejar en remojo las judías, 500 gramos aproximadamente para 4 personas. Las ponemos en una fuente de cocina y cubrimos de agua tras realizar varios lavados de las mismas para eliminar, por ejemplo, cualquier resto de tierra, retirando también aquellas que estén rotas o en mal estado.

Del mismo modo ponemos los productos cárnicos de cerdo (las costillas, las manitas y las orejas adobadas), conocidos también como ‘sacramentos’, en remojo en otra fuente de cocina a parte de las judías. Previamente quitamos posibles pelos, hebras o restos de sangre que puedan tener.
Al día siguiente, día de la elaboración, ponemos las judías, junto con el agua del remojo, en una cacerola grande a fuego medio con una cebolla entera pelada, una cabeza de ajos sin pelar y bien lavada, 3 zanahorias de tamaño mediano peladas y cortadas por la mitad, un pimiento verde de los finos despepitado, un puerro y una hoja de laurel.


Para saber cómo se limpia un puerro, pasa por mi sección: Técnicas de cocina.
Este tipo de judías no deben asustarse porque, como hemos dicho anteriormente, el hollejo no se suele desprender, aunque si se hace no pasa nada, no las afecta. Dejamos cocer durante 45-50 minutos aproximadamente hasta que estén más o menos blandas (podemos probarlas a medida que van cociendo para evitar que se deshagan o queden demasiado duras). 10-15 minutos antes de que termine el tiempo de cocción retiramos con ayuda de un cucharón toda la verdura que hemos echado en la cacerola junto con unas pocas judías. Lo echamos en el vaso de la batidora eléctrica o similar y lo trituramos hasta conseguir una especie de puré muy fino al paladar. Una vez triturado, lo volcaremos en la cacerola mezclándolo con el caldo y las judías.
Es en este momento cuando añadimos una morcilla de burgos entera. A esta se le deben practicar sobre su superficie varios agujeros con los dientes de un tenedor, la punta de un cuchillo, un palillo, etc. para evitar que la piel se retraiga y se quite durante la cocción. Pochamos media cebolla cortada en trozos pequeños en una sartén con un chorrito de aceite de oliva. Una vez pochada añadimos una cucharadita rasa de pimentón dulce y dejamos hasta freír, con cuidado que no se nos queme. Volcamos el contenido en el vaso de la batidora, lo trituramos, junto con un poquito de caldo de las judías, y lo echamos en la misma cacerola. Reservamos.
A la vez que se van haciendo las judías, ponemos a cocer durante unos 40-45 minutos en una olla rápida toda la carne adobada, que habíamos dejado en remojo el día anterior, junto con 2 chorizos. Debemos tener en cuenta que no todas las ollas rápidas son iguales y los tiempos varían de unas a otras, por lo que es mejor abrir la olla pasado un cierto tiempo e ir probando, pinchando con un tenedor, si la carne está blanda. Reservamos.

Si a la hora de cocer las judías se reduce el caldo y tenemos que añadir más agua, podemos añadir uno o dos vasos grandes de la cocción de la carne bien colada. De esta manera estará mucho más sabroso.
La olla podrida se suele comer acompañada de relleno, es decir, una especie de masa elaborada con miga de pan, que se fríe y se introduce en la salsa hasta empaparse, aportando un sabor delicioso a la misma. En nuestro caso lo hemos hecho de miga de pan de molde, pero podemos utilizar miga de pan normal. En una fuente honda de cocina batimos 2 huevos, ponemos 4 rebanadas de pan de molde sin bordes y muy troceadas, una ramita de perejil fresco y 2 dientes de ajos, todo bien picado, una cucharadita rasa de pimentón dulce, sal y mezclamos bien hasta conseguir una masa homogénea. Una vez hechos presentan un aspecto similar a los buñuelos.

Ponemos unos 2 dedos de aceite de oliva en una sartén a fuego medio. Una vez caliente echamos, con ayuda de una cuchara, pequeñas porciones de masa, dándolas la vuelta de vez en cuando, evitando que se arrebaten por fuera y queden crudas en su interior.

Una vez hechos dejamos reposar en un plato con papel de cocina absorbente. A la vez que metemos la morcilla en la misma cacerola donde tenemos las judías, metemos el relleno para que se empape del caldo o salsa.

A la hora de servir este plato lo haremos de la siguiente manera: utilizamos un plato por persona para las judías y el relleno, mientras que la carne, los chorizos y la morcilla se trocea y se deja en una bandeja de gran tamaño en el centro de la mesa para que cada uno de los comensales se sirvan lo que les apetezca.

Se suele acompañar de un buen pan, un vasito de vino tinto y unas guindillas. ¡Seguro que os gusta!




3 Comments
Mamen
¡Qué ricas! Ahora mismo me comería un platazo ……… que madre mía (sigue así)
Marga
¡Qué ricaaaaaas!!!
miki
Pasé un invierno en Burgos y os aseguro que este plato resucita a un muerto por congelación. Qué rico es éste plato. Probadlo!!! Saludos a todos.