
Edvard Munch y el hielo
Alimento en sí podemos decir que el hielo no es, pero el agua sí es básica para el ser humano en su forma líquida y sólida. La podemos encontrar formando parte de salsas, masas de pan, guisos, postres, etc, etc. Su ingesta es imprescindible para que nuestro organismo funcione adecuadamente. Son muchos los usos que se le dan al agua en una cocina, pero este post no va por esos lares, ni del tema gastronómico ni de arte como tal, pero nos pareció de lo más curioso tener este tipo de complemento o accesorio para la cocina, en este caso para el congelador. Imaginaos al Señor Comilón deleitando a sus visitas con estos cubitos tan curiosos…a parte de los platos tan sumamente apetitosos que hace como podemos ver en el blog. Imaginaos el eslogan: «¿Horrorizado de que tu refresco o cubata se caliente por no usar unos buenos hielos? Pues no espere a quedarse con la misma cara que el personaje de «El grito», de Edvard Munch y úsalos» ¿Os hacéis una idea? ¿Curioso verdad?
Esta cubitera tan original la podemos encontrar en multitud de páginas Web y tiendas. Es un diseño de Billy Law, Made in China. Pero todo esto nos sirve para conocer un poco más sobre esta verdadera obra de arte en cuestión: «El grito» de Edvard Munch, polémico por sus sucesivos robos, y sus posteriores encuentros y devoluciones.

Edvard Munch, 1893
Fueron cuatro las versiones que Munch hizo de este cuadro entre 1893 y 1910, pero no exactamente iguales. La versión más conocida de esta obra se encuentra en la Galería Nacional de Noruega. Otras dos, una pintada con pastel y otra con tempera, se encuentran en manos del Museo de Munch, Oslo. La última de ellas es una versión pintada en 1895 a pastel sobre tabla que pertenece a un empresario estadounidense llamado Leon Black. Este la consiguió en una subasta, adquiriéndola por el mayor precio que hasta entonces se había pagado por una obra de arte. Eso la convirtió en la obra más cara de la historia.
Realmente «El grito» muestra la frustración o desesperación, la ansiedad. Munch era algo bipolar y no tuvo una infancia muy feliz. Podemos ver algunos retazos de su diario (1892) en los que parece ser que se inspiró para pintarlo:
“Paseaba por un sendero con dos amigos -el sol se puso- de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio -sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad -mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.”
Diario de Edvard Munch
Como curiosidad, podemos decir que fue uno de los artistas dementes que apareció en la lista que los Nazis tenían, llegando estos a retirar todas sus obras de Alemania. «El grito» se ha convertido en icono fácilmente reconocido por la sociedad, además de encasillarse dentro del arte expresionista, un referente a la hora de estudiar o comparar en obras posteriores.





One Comment
Miki
Os recomiendo un viaje a Oslo para ver el museo y la ciudad. Merece la pena… Saludos Sr Comilón.