Cremas y sopas,  Dificultad: 2,  Legumbres

Crema de guisantes

© El Platillo Comilón

 

 

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)

 

  • 500 g de guisantes deshidratados (al natural)
  • 3-4 patatas medianas
  • Un puerro
  • Una cucharada de pimienta de Jamaica molida
  • Algo menos de medio vaso de los de agua de nata para cocinar
  • Agua para la cocción de los guisantes
  • Media bolsita de mozzarella rallada
  • Aceite de oliva
  • Sal

 

*Para comer, la podemos acompañar de unos picatostes de pan y unos taquitos de beicon fritos.

 

 

 

ELABORACIÓN:

 

    El guisante, conocido también como alverja, arveja o chícharo, pertenece a la familia de las leguminosas, como la lenteja o la soja, y crece gracias al desarrollo de una planta herbácea más o menos trepadora. Esta desarrolla unas vainas en cuyo interior crecen los guisantes, las bolitas verdes comestibles que todos conocemos. Su momento óptimo de consumo tiene lugar en la primavera, entre los meses de marzo y junio.

 

 

     Su origen se remonta a miles de años atrás en zonas del Próximo Oriente, al menos eso sugieren algunos de los yacimientos arqueológicos encontrados. Es muy probable que fuese cultivado por primera vez en Asia Central. Los griegos lo conocían con el nombre de “pison” y los romanos como “pisum”. Estos últimos lo solían consumir en puré. El escritor latino Marcus Terencio Varrón, en su libro “Agronómica” (año 50 a. C.), ya detallaba el cultivo de esta leguminosa y los usos que se le daban a sus tallos y semillas, tanto para el consumo humano como para el ganado.

 

     Otro escritor, Lucius Junius Moderatus Columella, en su libro “De Cultu Hortorum” (siglo I a. C.), ya describía sus usos, virtudes y la forma de cultivarlo. Pero no es hasta finales de la Edad Media cuando aparecen las primeras evidencias de que este se comiera crudo, fresco.

 

 

     Para la elaboración de la receta que os presentamos hoy, vamos a utilizar guisantes deshidratados. Esta es una de las tantas formas de conservación que existe de esta leguminosa, la cual nos permite consumirlos con el paso del tiempo. Presentan una gran cantidad de energía gracias a su elevado contenido en hidratos de carbono, almidón en su mayor parte, y de proteínas vegetales. Su contenido en grasas, comparado con el resto de nutrientes energéticos que contiene, no es apenas relevante.

 

 

     Es una fuente muy importante en fibra, sobre todo si tiene la piel que le recubre, la cual le otorga una consistencia y textura rígida y dura. Es rico en vitamina B1 además de hierro, potasio, calcio y fósforo.

 

     ¿Vamos a la cocina de El Sr. Comilón y hacemos una receta con esta legumbre? ¡Vamos!

 

     La noche anterior a la elaboración de la receta, pondremos, para 4 personas, unos 500 gramos de guisantes deshidratados en una fuente de cocina cubiertos con abundante cantidad de agua. Previamente los lavamos bien, retirando cualquier resto de tierra, polvo o pequeñas piedrecitas que puedan tener, cambiando el agua tantas veces sean necesarias hasta que esta salga limpia, ya que será con la que los cocinaremos.

 

     Al día siguiente, tras hidratarse durante horas, podremos ver cómo han aumentado de tamaño y han adquirido un color verde brillante.

 

 

     En una cacerola sofreímos un puerro cortado en trozos con un chorrito de aceite de oliva. Posteriormente volcamos el contenido de la fuente de cocina donde habíamos dejado en remojo los guisantes y nos disponemos a cocerlos.

 

 

 
 
 
     ¿Cómo limpiamos un puerro? Sígueme en mi sección: Técnicas de cocina.
 
 

 

       El tiempo de cocción variará dependiendo del utensilio que utilicemos para tal fin: si lo hacemos en una olla a presión será de unos 15 minutos aproximadamente; si lo hacemos en una olla rápida, aproximadamente 5 minutos; y si nos decidimos por cocerlos en una cazuela normal, aproximadamente 1h. En la misma olla añadiremos 3 o 4 patatas peladas de tamaño mediano para que nos ligue la crema.

 

      Como el tiempo de cocción de las patatas es mucho menor que el de los guisantes, podemos cocerlas aparte o retirarlas con anterioridad, por ejemplo, si lo hacemos en una cacerola normal, para evitar que se nos deshagan por completo.

 

     Llegado el momento, colamos, guardamos el agua de la cocción en otro recipiente y nos disponemos a triturar todo con ayuda de una batidora eléctrica a máxima potencia. Si vemos que queda muy espeso, añadimos poco a poco agua de la cocción hasta conseguir la textura y densidad deseadas. Para obtener una crema fina al paladar colaremos todo retirando así los pellejos y restos de fibras que pueda tener. En este momento añadimos media bolsita de mozzarella rallada, una cucharada de pimienta negra de Jamaica recién molida, algo menos de medio vaso de los de agua de nata para cocinar y sal al gusto. Batimos para integrar todos los ingredientes y ponemos a fuego medio-bajo para llevar a ebullición durante unos minutos.

 

     Retiramos del fuego y servimos con unos taquitos de beicon y unos picatostes de pan fritos. La mezcla de todos estos ingredientes le aportan un sabor único.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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One Comment

  • Miki

    Guau!!!! Qué pinta tiene ese plato. Tiene que estar riquísimo…

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