Dificultad: 2,  Receta,  Verduras y hortalizas

Pisto al estilo del Sr. Comilón

© El Platillo Comilón
 
 
 
 
INGREDIENTES: (para 4 personas)
 
  • Una cebolla grande
  • 3 pimientos verdes de los finos
  • Un pimiento rojo mediano
  • Un calabacín grande
  • Una berenjena grande
  • 500-600 g de salsa de tomate casera sin especias (podemos sustituirla por tomate de bote triturado)
  • Aceite de oliva
  • Sal

 

 

 

ELABORACIÓN:
 

     Sabemos que, tras el descubrimiento de América, fueron muchos los productos que llegaron a España, entre ellos los pimientos y los tomates. Tal fue su importancia en la cocina que se convirtieron en ingredientes habituales en guisos y otras elaboraciones. Hasta entonces, no se conocían con anterioridad, cosa que no ocurre igual con el “pisto”.

 

     Según cuenta la leyenda, fue en la boda de la princesa Al-Buram con el califa abbasi Al-Mamum (786-833), que reinó entre el 813 y 833, hijo del famoso califa intelectual y poeta que inspiró la famosísima obra “Las mil y una noche”, Harum-al-Rasid, donde se ofreció por primera vez un plato de este guiso elaborado con la mezcla de varios ingredientes. Conocido como “Al-burunayya”, se empezó a servir en celebraciones importantes y bodas debido a la gran categoría que fue adquiriendo.

 
El califa Al-Mamun, a la izquierda, en un manuscrito medieval.

 

 

     Fue introducido en el año 822 en Al-Ándalus, emirato de Córdoba, por Abul-Hasan Alí ibn Nafí, nacido en Mesopotamia en el año 789. Era más conocido como Ziryab por su tez oscura y su hermosa voz que recordaba al mirlo, un pájaro cantor. Este hombre, de fuerte personalidad, transformó varias costumbres sociales de la época e influyó en el vestido, la cocina y el mobiliario. Este plato, en la actualidad, lo conocemos con el nombre de “alboronía”. Se elaboraba friendo en aceite de oliva varias berenjenas, calabaza, cebollas, ajos y membrillo. En ocasiones se añadían algunos frutos secos triturados como las almendras, avellanas o nueces, y frutas como la manzana. Empezó a extenderse por otras regiones y, con el paso de los años y la llegada del pimiento y del tomate desde el Nuevo Mundo, se empezó a sustituir el membrillo y su nombre cambió a pisto. Pero realmente este fue el plato inicial a partir del cual nacieron sus derivados como son el pisto manchego, el murciano, el tumbet mallorquín o la xanfaina catalana entre muchos otros.

 

     Cuando leas todo esto y te sientes ante una mesa para degustar un rico plato de pisto, recuerda de dónde viene y la cantidad de años que han pasado para que su receta perdure con el paso del tiempo. Hoy, en la cocina de El Platillo Comilón, nos espera el Sr. Comilón para elaborar un rico pisto a su estilo. ¿Le acompañamos a ver cómo lo hace?

 

 

     Siempre que hablo del pisto con gente a la que le gusta cocinar, no conozco a nadie que diga que le sale mal. Todo lo contrario, y si lo pruebo, puedo comprobar que ninguno de ellos es igual. En la diferencia y el toque que se la da está el sello personal. Con esto quiero decir que existen miles de formas de elaborarlo, pero yo os voy a desvelar la mía.

 

     Para 4 personas vamos a utilizar una cebolla grande, 3 pimientos verdes de los finos, un pimiento rojo mediano, un calabacín y una berenjena grandes. Todo debe ser lavado para eliminar cualquier resto de tierra y secado adecuadamente. Los pimientos, además, deben despepitarse y la berenjena pelarse por completo. En el caso del calabacín podemos pelarlo o no. Su piel no influye en el sabor final del plato. Hecho esto cortamos todo en trozos más o menos pequeños. Echamos unos dos dedos de aceite de oliva en una sartén honda y de gran tamaño, ponemos a fuego medio y, cuando esté caliente, añadimos todas las verduras troceadas dándoles vueltas a menudo. Dorado todo, volcamos el contenido en un escurridor apoyado sobre un plato hondo o fuente de cocina para que recoja el aceite que escurre.

 

     En la misma sartén ponemos a calentar unos 500-600 gramos de salsa de tomate casera, en este caso sin especias. Si no tuviésemos salsa de tomate casera, podemos utilizar un bote de salsa de tomate triturado o bien freír unos tomates troceados y elaborar nuestra propia salsa casera en el momento. Si elegimos esta última opción, pondremos en la sartén una pequeña cantidad de aceite de oliva, por ejemplo, del que escurre de las verduras, y freímos. Esto, como mejor os venga. En nuestro caso, siempre tenemos salsa de tomate casera ya hecha por lo que pueda pasar.

 

 

     Pues bien, como hemos dicho, calentamos la salsa de tomate casera y añadimos todas las verduras. Salamos y dejamos cocer durante 20 minutos para que la salsa de tomate reduzca y el sabor de todos los ingredientes se unan.

 

     Para servir, podemos acompañarlo de unos ricos huevos fritos, un pan de pueblo y una copa de un buen vino tinto. ¿Qué os parece?

 

 
 

 
 
 

 
 
 

 

 
 
 
 
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