¡Adivina quién viene a cenar!,  Aceites,  Dificultad: 2,  Pastas,  Salsas

Macarrones con carne picada en salsa arrabiata del Sr. Comilón

© El Platillo Comilón

 

 

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)

 

  • Un paquete de 500 g de macarrones
  • 500 g de carne picada (mitad de cerdo y mitad de ternera)

 

 

*Para la salsa de tomate a la arrabiata

 

  • Un kilo de tomates de pera
  • Agua para escaldar los tomates
  • Una cebolla
  • Un pimiento verde de los finos
  • Un pimiento rojo no muy grande
  • 1-2 dientes de ajo
  • Una cucharada de azúcar blanco
  • Una cucharada de cayena molida o 2-3 enteras desmenuzadas
  • Un peperoncino (chile picante rojo)
  • Media cucharada de pimienta de Jamaica molida
  • Media cucharada de orégano molido
  • Una copita de vino blanco
  • Aceite de oliva picante
  • Sal

 

 

ELABORACIÓN:

 

     La arrabiata es una salsa original de la cocina italiana, concretamente de la ciudad de Roma, muy común en la zona de Abruzzo, Lazio y Moliese, aunque en la actualidad es mundialmente conocida. Su nombre proviene del italiano “arrabbiato”, cuyo significado es «enojado, furioso», haciendo referencia al sabor tan sumamente picante que la caracteriza. Es por esto por lo que no todo el mundo es capaz de disfrutar de un plato de pasta bañado en esta salsa. ¡Acabas que rabias de verdad!

 

    Siempre podemos hacer una versión menos picante, con un ligero toque para evitar males mayores.

 

     Como pasa con muchas otras recetas, los ingredientes pueden variar de unas zonas a otras, pero la esencia del picante es lo que cuenta. Si, aparte de esto, le aportamos sabores nuevos, mejor. Eso pasa con el plato de pasta que os presentamos hoy, ya que nos hemos tomado algunas libertades con respecto a la receta original. ¿Nos ponemos manos a la obra?

 

     Para 4 personas coceremos un paquete de 500 gramos de macarrones normales. Decimos “normales” porque hoy en día son muchas las variedades que existen: penne, de un diámetro mayor que el macarrón normal con o sin estrías exteriores y con los extremos cortados oblicuamente, fusilli con forma de espiral, rigatoni, con forma de tubo y de tamaño superior al del penne, con la diferencia de que sus bordes no acaban cortados diagonalmente, etc.

 

 

 
¿Cómo cocemos la pasta? Sígueme en mi sección: Técnicas de cocina.
 

 

     El tiempo de cocción de los macarrones dependerá de su grosor y tamaño, pero normalmente en la parte trasera del envase nos indican el tiempo justo para que queden al dente, es decir, su punto óptimo de cocción. Una vez cocidos los reservamos en un escurridor. Para que no se apelmacen hasta que llegue el momento de cocinarlos, podemos rociarles con un chorrito de aceite de oliva y removerlos. De esta manera evitamos que se adhieran.

 

     Para hacer nuestra salsa casera, los tomates que utilizaremos serán de pera. Este nombre, obviamente, es debido a la forma tan parecida que tienen a esta fruta. A su vez, dentro de los tomates de pera, podemos encontrar distintas variedades: existe un tomate de pera no tan rojizo, algo rosado que es idóneo para consumir en ensalada o incluso solo con un poco de aceite y sal, pero hay otra variedad que es la que se suele usar para hacer tomate casero. Este es de color rojo y de sabor intenso con una gran cantidad de zumo en su interior.

 

     Lavamos los tomates, les quitamos las ramas u hojas que tengan y les hacemos un corte en forma de cruz en su parte inferior o base (en el culo del tomate). Esto se hace para facilitarnos posteriormente la tarea de quitarles la piel.

 

 

   Ponemos una cacerola de gran tamaño a fuego alto con abundante cantidad de agua y, una vez que rompa a cocer, echamos los tomates. Hay que tener en cuenta que, cuando los echemos, el agua aumentará de nivel, y si llenamos mucho la cacerola, se puede incluso salir el agua. Una vez que rompa a cocer los echamos y, si no nos caben, lo haremos en varias tandas. Los dejamos durante un minuto aproximadamente.

 

 

   Pasado este tiempo los sacamos rápidamente a un recipiente con agua muy fría para bajarles la temperatura que han adquirido en la cocción y así facilitar la retirada de la piel sin dañar la pulpa. A esta técnica se le denomina “escaldar”. El contraste de temperatura hace que podamos retirar la piel con facilidad ya que esta se levanta casi sin hacer esfuerzo. Como veréis, empieza a levantarse por los bordes donde hemos practicado los cortes.

 

 

    Una vez escaldados, procedemos a trocearlos para poder hacer la salsa. Les quitamos su parte central y los troceamos en daditos pequeños. Podemos quitarles las pepitas, ya que lo que hacen es amargar un poco la salsa, pero en nuestro caso lo contrarrestaremos añadiendo azúcar blanco.

 

     Picamos una cebolla, un pimiento verde de los finos, otro rojo no muy grande y uno o dos dientes de ajo en trocitos muy pequeños y lo pochamos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva picante. Para saber cómo podemos hacerlo de forma casera, pincha AQUÍ o en la imagen.

 

 

     Una vez pochado añadimos los tomates troceados. Removemos a fuego lento y dejamos que se sofría alrededor de una hora aproximadamente. Pasado este tiempo retiramos la cacerola del fuego y vertemos el contenido por un pasapurés o chino para triturar el tomate, pero sin dejarlo tan líquido como si de un batido se tratase.

 

     Ponemos de nuevo al fuego y es en este momento cuando añadimos la sal y una cucharada, o lo que creamos conveniente, de azúcar blanco para contrarrestar la acidez del tomate. Añadimos también una cucharada sopera rasa de cayena molida, o si lo preferimos 2 o 3 cayenas desmenuzadas con ayuda de los dedos, un peperoncino o chile picante rojo cortado en trocitos muy pequeños, media cucharada de pimienta de Jamaica molida, media cucharada de orégano molido y una copita de vino blanco. Removemos para mezclar e integrar todos los ingredientes y dejamos cocer a fuego medio-bajo alrededor de una hora más para reducirlo, haciendo que espese. El sabor que adquiere la salsa será potentísimo. Reservamos.

 

 

     En una sartén con un chorrito de aceite de oliva salteamos unos 500 gramos de carne picada, al ser posible, mitad de cerdo y mitad de ternera. Al principio veremos cómo suelta agua, pero debemos conseguir que esta se absorba y desaparezca, quedando la carne suelta, sin apelmazar. Salamos y añadimos a la salsa arrabiata. Mezclamos todo bien y, con la cacerola a fuego lento, añadimos los macarrones cocidos. Rehogamos al menos durante 10-15 minutos y listos para degustar. ¡Seguro que rabias!

 

 

NOTA: para contrarrestar la acidez natural que aporta el tomate a la salsa, en el mismo sofrito podemos añadir azúcar blanco o un par de zanahorias peladas y troceadas y pasarlas por el pasapurés o chino al igual que el resto. El sabor dulce de la zanahoria aplaca la acidez del tomate de forma natural.

 

 

 

– ADIVINA A QUIÉN LE GUSTA ESTA RECETA –

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

print
Si te ha gustado, ¡compártelo!

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido