Velázquez en la cocina I: Vieja friendo huevos
Este maravilloso cuadro de Velázquez, “Vieja friendo huevos”, salió de España a principios del siglo XIX, entrando a formar parte de la colección de John Woollett. Fueron muchas las obras de arte que salieron de nuestro país, muchas veces vendidas por necesidad, otras por la escasa valoración de nuestro patrimonio, y muchas otras por propio desconocimiento. Actualmente contamos con leyes, tanto a nivel nacional, europeo y mundial sobre este tema, pero recordemos que el mercado del arte mueve millones y millones de dinero, y no siempre cumple esta normativa.
La obra está datada en 1618, Velázquez aún estaba en Sevilla y hacia poco más de un año que había obtenido el nombramiento como maestro pintor. Actualmente esta obra es muy novedosa y curiosa, al igual que lo fue a comienzos del Barroco. Una cocina, una anciana y unos simples huevos en una composición que parece sencilla y cotidiana, que cuenta mucho más de lo que vemos.
Es una imagen veraz y realista, como plasman las arrugas de la comisura de la boca de la mujer, el brillo de los cacharros de cocina, el uso del claroscuro, la pincelada minuciosa y detallista.
Investigadores como Julián Gallego, se decantan por que la escena puede ser una alegoría a los sentidos, mientras que Fernando Marías hace alusión al conocimiento y al elogio de la novela picaresca por parte de Velázquez. En el primer plano están los huevos en un hornillo de barro cocido, es raro imaginar que los huevos se hacían así cuando ahora sin sartén nos puede resultar difícil elaborar unos huevos fritos. Velázquez también hace “trampa” y la olla nos la muestra algo volcada para poder ver los huevos perfectamente.
Junto a los huevos, vemos al muchacho llevando un melón de invierno con su mano derecha y una frasca de vino con la izquierda. El melón de invierno “aguanta” más tiempo, es menos perecedero, no huele tan bien como el melón de verano y visualmente es mucho menos atractivo. Velázquez nos los representa de este modo y el muchacho lo agarra con firmeza, ese día comerían huevos fritos y melón, un manjar que todos no se podían permitir.
A la derecha, en el otro extremo de la obra, vemos un bodegón formado por varios elementos metálicos, vasijas de cerámica y una cebolla roja. Si hacemos un zoom de la imagen desde la página oficial de la Galería de Escocia, vemos las diferentes capas de la cebolla pintadas de manera magistral. Tenemos una escena cotidiana y un bodegón en la misma imagen, pero una noble y muy leal representación del mundo de la cocina.
CURIOSIDADES
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- Muchos investigadores dicen que la anciana es su suegra María del Páramo.
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- El muchacho sería un pequeño ayudante de su taller.
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- No todo el mundo está de acuerdo con la manera de cocinar los huevos. Unos dicen que los está escalfando, mientras que otros creen que realmente los está cociendo, ¿están en aceite o agua?
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- ¿Lo que tiene el chico en su mano derecha es un melón de invierno o una calabaza? Esto depende de la opinión de cada investigador.
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- Velázquez capturó un instante, por un lado el joven mira al espectador, mientras que la anciana tiene ya otro huevo preparado en la mano para seguir cocinando.
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- Aquí tenemos esta curiosidad, una reinterpretación de esta pintura con la fotografía de la actriz Terelé Pavez.. Para saber más sobre esta representación, pincha AQUÍ.
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Y… por cierto, ¿cómo os gustan los huevos?, el Señor Comilón nos ha mostrado, y seguirá haciéndolo en más de una ocasión, este alimento cocinado de muchas formas, ¿cuál os gusta más?
One Comment
miki
Muy interesante como siempre. Feliz año.