Dificultad: 2,  Plantas silvestres comestibles,  Receta,  Tortillas,  Verduras y hortalizas

Tortilla de collejas

© El Platillo Comilón
 

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)

  • 4-5 huevos
  • Collejas (unos 500 g aproximadamente)
  • 2-3 dientes de ajo
  • Aceite de oliva
  • Sal
 

ELABORACIÓN: 

     ¿Habéis oído la expresión: “entre oreja y oreja, colleja”? Esta expresión hace alusión al golpe que le dan a uno con la palma de la mano en la nuca. Pero por suerte, las collejas son algo más que eso.

 

 

     Son una especie de plantas silvestres comestibles que aparecen con la llegada de la primavera (finales de febrero, marzo y principios de abril) y con el aumento de las temperaturas típicas de la estación, aunque cada vez son más escasas. Las collejas (Silene vulgaris) suelen aparecer en forma de pequeñas “manchas” en terrenos de labor, praderas secas, en los bordes de los caminos o veredas, en solares abandonados, etc.

     A la hora de cogerlas lo haremos arrancando las últimas hojas de la planta, pero debemos hacerlo con cuidado de no sacar la raíz, de lo contrario, dejarán de crecer nuevas especies en ese mismo lugar.

 

 

 

     Echan una flor blanquecina y sus hojas son de color verde oscuro, siendo las mejores, más tiernas y más jugosas aquellas que se encuentran bajo el cobijo de la sombra. Su sabor, más suave que el de las espinacas, por compararlas con alguna otra especie, hace que puedan ser utilizadas en variedad de platos en nuestra cocina: en potaje de vigilia, tortilla, revueltos con huevo, ensaladas, etc.

 

 

     Cuando era pequeño me gustaba ir con mi abuelo o mis padres al campo para recoger cualquier cosa que diera la tierra y fuese comestible: setas de cardo, espárragos trigueros, cardillos, aceitunas, pamplinas, collejas… Cuando mi pueblo aún era pueblo, el salir al campo a recoger este tipo de alimentos constituía una actividad muy frecuente. La sabiduría de la gente mayor con el tiempo se ha ido perdiendo y, a medida que los pueblos se han ido urbanizando y cambiando al ritmo del frenesí de las ciudades colindantes todo esto se pierde. La transmisión del saber popular es muy importante, no lo olvidéis. En mi caso puse todo el interés que pude y hoy por hoy, y gracias a mis mayores, os puedo presentar este plato: tortilla de collejas. ¿Me acompañáis a la cocina para hacer una deliciosa tortilla de collejas?

     Lo primero que debemos hacer es quitar todas las hojas y tallos que están en malas condiciones. Posteriormente las lavaremos muy bien con agua del grifo para quitar restos de tierra, entre otros, que nos puedan estropear el plato. Realizamos varios lavados hasta que queden perfectamente limpias y las dejamos escurrir. En una cacerola de un tamaño adecuado a la cantidad de collejas que tenemos echamos agua, sal y la ponemos al fuego. Una vez que empieza a cocer añadimos las collejas.

 

 

     El agua, en ese momento, deja de cocer por la bajada de temperatura que estas transfieren al añadirlas. Pues bien, una vez que empieza el agua de nuevo a cocer contamos 5 minutos aproximadamente, removiéndolas de vez en cuando, y las sacamos. Las ponemos en un escurridor y dejamos que suelten todo el líquido.

 

 

      En la misma cacerola donde las hemos cocido doramos 2-3 ajos picados en trozos muy pequeños con un chorrito de aceite de oliva.

 

 

     Añadimos las collejas bien escurridas y las rehogamos, a fuego medio, sin parar de remover para que no se nos peguen. En un plato batimos 4-5 huevos, dependiendo de la cantidad de collejas que hayamos recolectado necesitaremos más o menos huevos. Si vemos que estas están algo sosas echamos sal al huevo antes de añadirlas. Una vez que las echamos al huevo, mezclamos bien para que se empapen.

 

 

     En una sartén de tamaño mediano echamos un chorrito de aceite de oliva y, cuando esté caliente, echamos la mezcla de huevo y collejas. Dejamos cuajar a fuego medio-bajo para evitar que se nos queme y, para darla la vuelta, ponemos un plato liso y de un tamaño mayor al de la circunferencia de la sartén sobre la misma hacia abajo.

     Elevamos la sartén con una mano y con la otra sujetamos el plato y, con un rápido giro de muñeca, damos la vuelta a la sartén volcando su contenido en el plato. De nuevo volvemos a poner la sartén al fuego con un chorrito de aceite de oliva y cuando esté caliente volcamos con cuidado el contenido del plato para cuajar el otro lado de la tortilla. Mientras tenemos la sartén al fuego podemos cogerla por el mango y realizar movimientos circulares en el aire para mover la tortilla y así darle forma. Una vez cuajada a nuestro gusto servimos en un plato y degustamos. Seguro que os encanta.

 

 
 
 
 

 

 

 
 
 
 
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