
Salsa barbacoa al estilo del Sr. Comilón
© El Platillo Comilón
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- 2 cebolletas medianas o pequeñas
- 2 dientes de ajo
- Media taza de miel
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- Una taza y media de salsa de tomate casera, al ser posible sin especias, y si no tenemos en ese momento, podemos usar un bote de los medianos de tomate frito (350 gr)
- Una cucharada de mostaza con semillas (mostaza Dijon)
- Una cucharada rasa de chile molido (si nos gusta poco el picante, ponemos menos cantidad)
- Una cucharada de pimienta negra molida
- 3-4 cucharadas de vinagre de vino blanco
- Aceite de oliva
- Una cucharada de sal
- Maicena o harina (opcional)

ELABORACIÓN:
La salsa barbacoa es muy utilizada para acompañar ciertas carnes asadas al horno o al fuego de una buena barbacoa. El sabor que impregna es delicioso, tal es así, que en la actualidad, se utiliza como salsa base incluso en pizzas, paninis, hamburguesas, etc. Hoy, en El Platillo Comilón, os vamos a enseñar a hacer de forma sencilla una deliciosa salsa barbacoa casera, ¿nos acompañas a la cocina?
Ponemos un chorrito de aceite de oliva en una sartén a fuego medio y echamos dos cebolletas de tamaño mediano o pequeño y dos dientes de ajo, todo bien picado.

Lo pochamos bien, evitando que se nos queme o tueste, y añadimos media taza de miel y 2 cucharadas de azúcar moreno. Removemos todo y dejamos que cueza hasta conseguir una consistencia más o menos semilíquida. En nuestro caso la miel que hemos usado es de mil flores, elaborada de forma natural por Mila, una compañera de trabajo. Esta es producida por las abejas a partir del néctar de multitud de flores. Además de ser antimicrobiana y antiséptica, es utilísima para cocinar. Bajamos el fuego al mínimo y echamos una taza y media de salsa de tomate casera. En este caso la haremos sin especias para que no nos alteren de alguna manera el resultado final de nuestra salsa. Para saber cómo se hace la salsa de tomate casera, pincha en la imagen.
Si en ese momento no disponemos de los ingredientes necesarios para su elaboración, podemos usar un bote de tomate frito de unos 350 gramos. Removemos todo bien y echamos una cucharada de mostaza de semillas, o más conocida como mostaza de Dijon, una cucharada rasa de chile molido, una cucharada de pimienta negra molida, 3-4 cucharadas de vinagre de vino blanco y una cucharada de sal. Removemos para que todos los ingredientes se mezclen bien y dejamos que vaya cociendo durante unos 5-10 minutos a fuego bajo. Si no nos gusta mucho el picante, echaremos menos cantidad de chile.
Probamos la salsa antes de quitarla del fuego y, si vemos que nos falta algún ingrediente, rectificamos según nuestro gusto. Vertemos todo el contenido en un recipiente alto y estrecho, o vaso de batidora, lo trituramos bien para eliminar cualquier tipo de tropezón, y dejarla fina al paladar. No debe quedar muy líquida, si esto ocurriese, podemos rectificarlo. Echamos un poquito de salsa en un vaso y añadimos una cucharadita de maicena o harina, deshacemos hasta que no quede ningún grumo y lo añadimos al resto de salsa en la misma sartén en la que la hemos elaborado. Dejamos que cueza unos minutos más y ya la tenemos lista para usar sobre cualquier carne o alimento con el que más nos guste. ¡Os chupareis los dedos!


