Dificultad: 4,  Legumbres,  Receta

Potaje de vigilia de mi abuela Agustina

© El Platillo Comilón
 

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)

  • 250 g de garbanzos
  • 250 g de judías blancas
  • 2 cebollas
  • Una cabeza de ajos
  • Una bolsa de espinacas frescas o un paquete congelado
  • 500 g de bacalao en salazón
  • 2 hojas de laurel
  • 3 huevos
  • Una cucharadita de pimentón dulce
  • Miga de pan del día anterior
  • Un chorrito de vinagre de vino
  • 3 patatas medianas
  • Agua
  • Aceite de oliva
  • Sal

 

ELABORACIÓN:

     Este plato es muy típico comerlo en Semana Santa. Cuando llega esta festividad siempre recuerdo a mi abuela Agustina haciendo potaje para toda la familia en un puchero enorme. Esta receta que os presentamos es la misma que durante años ella ha hecho con tanto esmero y dedicación.

     El potaje de vigilia es típico comerlo los viernes de cuaresma o viernes santo, siguiendo la estricta fe cristiana que prohíbe comer carne ese día, pero lo puedes comer siempre que a tu estómago le apetezca.

 

Pasos previos a llevar a cabo la víspera  a la realización del potaje

 

  • Desalar el bacalao

 

 

 

     Para 4 personas compramos unos 500 gramos de bacalao en salazón. Normalmente lo venden troceado, pero lo podemos encontrar también entero. En nuestro caso lo hemos comprado troceado, ya que es más manejable.

 

 

 

 

¿Cómo desalamos el bacalao? Pásate por mi sección : Técnicas de cocina.

 

 

  • Poner las legumbres en agua

 

 

     Ponemos 250 gramos de garbanzos y 250 gramos de judías en agua la víspera o día anterior a la realización del potaje (8 horas mínimo). Lo haremos por separado, es decir, pondremos las judías en un recipiente y los garbanzos en otro. Hacemos varios lavados de cada una de las legumbres y, cuando el agua salga limpia, las cubriremos totalmente dejándolas así hasta el día siguiente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Día de la realización del potaje de vigilia

 

       Primero prepararemos las espinacas. Podemos usar una bolsa de espinacas frescas o, en su defecto, un paquete de espinacas congeladas. Las lavamos bien, quitando cualquier hoja o tallo en mal estado. En una cacerola echamos agua y, una vez que empiece a cocer, echamos las espinacas. Dejamos cocer a fuego medio bajo durante 15-20 minutos aproximadamente. Pasado este tiempo las dejamos escurrir el agua y reservamos.

     En un cazo pequeño ponemos 3 huevos a cocer. Los pelamos y los troceamos en láminas alargadas. La yema de uno de ellos la dejamos entera. Reservamos.

     En un puchero de gran tamaño ponemos agua, la suficiente como para cubrir las legumbres una vez que las echemos. Añadimos una cebolla partida por la mitad, una cabeza de ajos entera sin pelar (previamente lavada para quitar cualquier resto de tierra) y 2 hojas de laurel. Lo ponemos a fuego medio y, una vez que el agua esté caliente, echamos los garbanzos previamente escurridos del agua donde los teníamos desde el día anterior. Echamos primero los garbanzos porque el tiempo de cocción de estos es mayor que el de las judías. Dejamos cocer unos 20-30 minutos y pasado este tiempo hacemos lo mismo con las judías. Dejamos cocer otros 20-30 minutos siempre a fuego medio.

     Cuando veamos que las legumbres están a medio hacer, añadimos el bacalao, previamente escurrido y lavado bajo el agua del grifo, y 3 patatas peladas y picadas en trozos medianos. Echamos también los huevos que habíamos reservado, a excepción de la yema que habíamos reservado entera. Dejamos que siga cociendo a fuego medio.

 

Sofrito:
 

     Para hacer el sofrito picamos una cebolla de tamaño mediano en trozos muy pequeños. En una sartén ponemos un chorrito de aceite de oliva y la sofreímos. Una vez pochada echamos una cucharadita de pimentón dulce y rehogamos a fuego lento evitando que se nos queme. Echamos las espinacas  y mezclamos bien con el pimentón y la cebolla.

     Una vez rehogado todo lo añadimos al puchero, movemos bien para mezclarlo todo.

    En una sartén echamos un chorrito de aceite de oliva y freímos un puñado de miga de pan del día. Cuanto más bueno sea el pan mejor será la calidad de  la miga. Una vez frita  dejamos escurrir el aceite y la ponemos en un mortero junto con la yema de huevo cocido que habíamos reservado. Machacamos todo junto y echamos un chorrito de vinagre de vino blanco. Lo añadimos al puchero y mezclamos. Dejamos cocer unos 5 minutos más y retiramos. Esperamos que sea de vuestro agrado y lo disfrutéis.

 

 
 
 

 

 
 
 
 
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3 Comments

  • Anónimo

    Usted sí que sabe Señor Comilón! Me encanta como sale este potaje!

  • Anónimo

    He hecho esta receta como tú Señor Comilón y me ha salido para chuparse los dedos!!!!!! Hasta mis niños pequeños no dejaron nada en el plato.

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