
Natillas caseras al estilo del Sr. Comilón


- 1 litro de leche entera
- Una vaina de vainilla
- Piel de un limón
- Una rama de canela
- 200 g de azúcar (aproximadamente 13 cucharadas y media)
- 5 yemas de huevo
- 3-4 cucharadas de harina de maíz (maicena)
- Una pizca de colorante (opcional)
- Un chorrito de anís (opcional)
- Canela en polvo
- Galletas en polvo y/o enteras
Hoy en día sabemos que las natillas constituyen uno de los postres más conocidos mundialmente. Su textura y sabor las hacen únicas, pero… ¿alguna vez os habíais planteado cuál sería el origen de tan delicioso regalo culinario? No se sabe a ciencia cierta cuál es la procedencia exacta de este postre, pero allá, por la Edad Media, ya se preparaban con auténtica devoción en muchos conventos europeos. Con el paso del tiempo y de las modas gastronómicas se le empezaron a añadir determinadas especias dándoles un toque aun más seductor al paladar. Hoy, en la cocina de El Platillo Comilón, haremos unas ricas natillas al estilo del Sr. Comilón. ¿Nos acompañas a la cocina?
En una cacerola ponemos a fuego medio un litro de leche entera junto con una rama de canela, una vaina de vainilla y la piel de un limón. Al cortar la piel del limón debemos tener cuidado de no añadir la pielecilla blanca que hay debajo de esta porque produce un cierto amargor. Una vez que está caliente, sin dejar que cueza, lo retiramos y la dejamos infusionar hasta que queda más o menos templada. Reservamos.
En un cuenco ponemos 5 yemas de huevo junto con 200 gramos de azúcar (aproximadamente 13 cucharadas y media) y 3 o 4 cucharadas de harina de maíz (maicena). Batimos todo bien hasta deshacer bien los grumos. Podemos añadir una pizca de colorante de cocina para dar un color más intenso a nuestras natillas. Este no altera el sabor de las mismas (opcional).
Colamos la leche para quitar la vainilla, la canela, la piel del limón y la posible nata que se haya podido formar. Vertimos la mezcla de las yemas de huevo junto con el resto de ingredientes y removemos sin parar a fuego medio-bajo. Podemos echar un chorrito de anís del mono a la leche (opcional). Da un toque buenísimo a las natillas, ¡os sorprenderéis!
Sin parar de remover, debemos dejar que se caliente lo suficiente, pero sin que llegue al punto de ebullición (de cocción). Antes de este momento retiramos del fuego y llenamos los cuencos, tazas o cualquier otro recipiente donde queremos guardar las natillas. Las natillas se estropearán si las dejamos cocer, ya que el huevo cuaja y quedan pastosas y algo grumosas al paladar.
NOTA: Las conservaremos en la nevera tapadas con papel transparente de cocina hasta el momento en que las vayamos a comer. Es en este momento cuando echaremos la canela en polvo sobre la superficie y le añadiremos la galleta (opcional). Si te gusta el sabor de la galleta en las natillas pero no te gusta encontrarla entera o en trozos, podemos machacar unas cuantas en un mortero y espolvorear sobre la superficie de las mismas. Al conservar las natillas en la nevera se puede formar una pequeña costra en la parte superior de las mismas. Si queremos evitar esto podemos tapar el recipiente donde las tenemos con el papel transparente de cocina sin dejar espacio de aire entre este y las natillas. Deliciosas ¿verdad?




One Comment
miki
Qué ricas fresquitas ahora que llega el verano