Dificultad: 2,  Ensaladas,  Patatas,  Receta,  Verduras y hortalizas

Ensalada templada de pencas de acelgas con patata, huevo y beicon

© El Platillo Comilón

 

 

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)
 
  • 350 g de pencas de acelgas
  • 4 patatas  de tamaño mediano
  • 4 huevos
  • Una tira de beicon de, al menos , un dedo de grosor
  • 5 dientes de ajo no muy grandes
  • Aceite de oliva
  • Sal

 

 

 
*Para el majado:
 
  • 3-4 yemas de huevo cocido
  • Una ramita de perejil fresco
  • Un diente de ajo
  • Una rebanada de pan frito
  • Vinagre de vino blanco

 

 
 
ELABORACIÓN:
 

     La acelga es una verdura que podemos encontrar en cualquier época del año, aunque el mejor período para su consumo va desde finales del otoño a principios de la primavera.

 

 

     Está compuesta por grandes hojas ovaladas y atravesadas por gruesas nervaduras que nacen desde la mitad del tallo. La penca suele ser muy ancha, cuando la hoja está bien desarrollada, larga y carnosa. Atendiendo a las distintas variedades que existen de acelgas, podemos encontrar hojas de color amarillo, verde oscuro y verde claro. Lo mismo ocurre con el color de la penca, que, por lo general, suele ser de color blanco, o incluso de un tono crema tirando hacia amarillo, pero también encontramos acelgas con la penca de color rojo intenso.

 

 

     La acelga está formada fundamentalmente por agua, de ahí que su consumo se recomiende en dietas hipocalóricas. Rica en calcio, potasio, magnesio, hierro, ácido fólico y fibra, favorece y facilita muchas funciones de nuestro organismo tales como la prevención de hemorroides y del estreñimiento, el buen desarrollo del feto, para el mantenimiento del equilibrio hídrico del organismo, etc.

 

     Al igual que muchas otras verduras tales como las hojas de la remolacha, espinacas, verdolaga, perejil, etc., presenta grandes cantidades de oxalato, que en combinación con el calcio, dan lugar al oxalato cálcico, precursor de la aparición de este tipo de cálculos renales y la tan temida artrosis (no los causantes al 100 por 100). Pero llevando a cabo un consumo adecuado de este tipo de verduras sus beneficios son aún mayores.

 

     A la hora de comprarla debemos tener en cuenta que se trata de una verdura de vida corta, es decir, debe consumirse entre los 2 y 3 días posteriores a su recolección porque enseguida se estropea y pierde sus valores nutricionales. Por tanto, debemos escoger aquellas que presenten buen aspecto, de hojas y pencas firmes, tersas y con buen color.

 

 

     Hoy vamos a hacer una receta muy sabrosa y original, donde las pencas de la acelga tomarán el protagonismo. ¿Nos acompañas a la cocina? Para hacer esta receta necesitamos unos 350 gramos de pencas de acelgas largas y anchas.

 

 

     Con ayuda de un cuchillo, la separamos de la zona verde de la hoja. Estas suelen tener muchas hebras, a modo de finos hilos, que si no retiramos antes de su cocción, a la hora de comerlas, se nos pueden formar “madejas” en la boca. Para evitarlo, cortamos parcialmente el final de la penca con ayuda de un cuchillo, y tiramos hasta el final, retirándolas sin dificultad.

 

 

     Para quitar cualquier resto de tierra las lavamos bajo el agua del grifo y las ponemos en una cacerola, cubiertas de agua y sal, a fuego medio. Las pencas suelen cocerse en unos 20 minutos, aunque este tiempo puede verse incrementado o disminuido atendiendo al tamaño y grosor de las mismas. Para ver si están tiernas o no, podemos pincharlas con un tenedor. Para la realización de esta receta lo que nos interesa es que no estén muy blandas, porque se desharían. Si vamos a tardar en cocinarlas, debemos meterlas en agua fría para evitar que oscurezcan. Una vez cocidas, escurrimos bien el agua y las cortamos en trozos anchos y grandes. Reservamos en una ensaladera de gran tamaño.

 

 

     En otra cacerola ponemos a cocer 4 huevos y 4 patatas con piel de tamaño mediano, bien lavadas. El tiempo de cocción de los huevos es menor que el de las patatas, así que cuando creamos que están bien cocidos, los podemos sacar, pelar, separar las yemas para hacer el majado y trocear las claras añadiéndolas a la ensaladera junto con las pencas.

 
 

¿Cómo cocemos las patatas? Sígueme en mi sección: Técnicas de cocina.

 

 
 

 

     Una vez cocidas, con mucho cuidado de no quemarnos, las retiramos la piel. Esta, al estar caliente, se desprende fácilmente. Cortamos en trozos y añadimos a la ensaladera. Salamos al gusto.

 

 

     Por otro lado, pelamos, cortamos en trozos pequeños y freímos en una sartén, con un dedo o dedo y medio de aceite de oliva, 5 dientes de ajo no muy grandes. Una vez dorados, volcamos todo el contenido de la sartén, incluido el aceite, sobre las patatas y las pencas. En esa misma sartén salteamos una tira gruesa de beicon cortada en trozos y lo añadimos al resto. Y ya solo nos queda darle el toque final a nuestra ensalada.

 

 

     En un mortero haremos la majada con la que daremos el toque final. En él ponemos 3, o las 4 yemas que hemos retirado a los huevos cocidos, un poco de sal, una ramita de perejil fresco, un ajo pelado y una rebanada pequeña de pan frito. Machacamos todo hasta formar una pasta y añadimos un poco de vinagre de vino blanco. Removemos bien para mezclar todos los ingredientes y lo echamos a la ensaladera. Mezclamos todo para que se empape bien, rectificamos de sal si hiciese falta y listo para comer.

 

     En nuestro caso nos gusta más bien templada, tirando a caliente, pero también se¡ puede comer fría. Sea como sea, si la acompañamos con unas rebanadas de pan frito… ¡Mmmmm, quedará deliciosa!

 

 

 

 
 
 

 

 
 
 
 
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