¿Cómo pelamos las alcachofas para dejarlas preparadas y poder utilizarlas en cualquier receta? ¿Cómo evitamos que se pongan negras?
En primer lugar decir que la alcachofa es un vegetal que podemos encontrar en nuestras verdulerías o supermercados durante todo el año, aunque realmente la época de temporada de esta se da desde finales del otoño a principios de la primavera. Son muchas las recetas que podemos hacer donde la alcachofa adquiere un papel importante dentro de las mismas: en guisos, a la brasa, rebozadas, en revueltos de verduras, en cremas de verduras, etc., etc. Como podéis ver, la variedad es muy amplia. Incluso el agua de la cocción se puede beber por la acción depurativa que conlleva y los beneficios digestivos que nos aporta.
Es un vegetal que presenta una cantidad muy pobre en grasas, pero muy rica en altas cantidades de fibra, ayudando a nuestro organismo a eliminar todos aquellos residuos que le sobran. Favorece la disminución de los niveles de colesterol, además del nivel de azúcar en sangre, de ahí que sea muy utilizada en las dietas para diabéticos.
¿Cómo pelamos las alcachofas?
Pelar las alcachofas es muy fácil. Cogemos una tabla de cocina y colocamos la alcachofa tumbada. Con un cuchillo largo y con buen filo cortamos la parte superior de la alcachofa donde convergen todas las puntas de las hojas cerrando la parte central. Quitamos parte de las hojas exteriores, dos capas aproximadamente, y cortamos el tallo. El tallo lo pelamos y también lo utilizamos porque es muy tierno. Dependiendo de cómo queramos hacer las alcachofas, las podemos dejar enteras, partidas por la mitad, en cuartos…
¿Cómo evitamos que las alcachofas se pongan negras?
Existen algunos trucos para detener el proceso de oxidación de las alcachofas:
1- Añadir un poco de harina de trigo en el agua de la cocción. Esta no altera ninguna de sus propiedades, incluido el sabor. Pero no es eficiente al cien por cien porque algunas partes pueden tornarse de color negro o se pueden oscurecer. La alcachofa adquiere un color algo más blanquecino.
2- Mientras las limpiamos las podemos meter en una fuente de cocina con agua muy fría, una pizca de sal y un buen chorro de zumo de limón. Además, el limón mantiene a raya el amargor de la alcachofa. De esta manera evitamos que, a medida que vayamos limpiando las alcachofas se pongan negras. Cuando pasemos a cocerlas, en la misma cacerola, dejamos el zumo de limón, o incluso si queremos un trozo con cáscara del mismo, y la sal.
Podemos también añadir una pizca de harina para dar a la alcachofa ese aspecto blanquecino del que hemos hablado anteriormente. En este caso la única propiedad de la alcachofa que puede verse alterada es su sabor, pero nada que lleve a importarnos.
Otra opción es, a medida que vamos limpiando las alcachofas, las vamos restregando un limón abierto por la mitad para que el jugo de este penetre por todos sus recovecos.
3- Mientras las limpiamos las podemos meter en una fuente de cocina con agua fría y unas ramas de perejil fresco. Este hace que las alcachofas no se pongan negras.
NOTA: el proceso de oxidación de las alcachofas es muy rápido. Si tardamos mucho en limpiarlas y no aplicamos algunos de los métodos que hemos descrito anteriormente, adquirirán un color negruzco alterando así su aspecto. Por ello es conveniente manipularlas con unos guantes de látex o vinilo para que el óxido que producen no nos tiña los dedos. Si no nos los hemos puesto y tenemos los dedos manchados debemos tener cuidado al manipular otros alimentos porque podemos transmitirles cierto amargor.
Podemos cocer las alcachofas enteras para que no se desmoronen y después quitarles las hojas duras no comestibles de la parte externa.