Halloween: evolución de la festividad y su deliciosa tradición gastronómica
© El Platillo Comilón
Halloween, con su mezcla de espeluznantes disfraces, decoraciones de calabazas y un festín de dulces, se ha convertido en una de las festividades más celebradas a nivel mundial. Aunque hoy en día es una celebración comercial y lúdica, sus raíces se encuentran en antiguas tradiciones y rituales de diversas culturas a lo largo de los siglos. En El Platillo Comilón te invitamos a realizar un viaje a través del tiempo para descubrir cómo esta celebración, la de los muertos, se ha convertido en lo que es hoy. Desde los antiguos celtas que celebraban el Samhain, hasta las más modernas festividades, explorando, a la par, la rica historia gastronómica que les une. ¿Seguimos al Sr. Comilón a la cocina para que nos cuente?
Hace más de dos mil años, en las verdes colinas de Irlanda, los celtas celebraban su festividad de Samhain. Esta marcaba el final de la temporada de cosecha y el comienzo del invierno, un período en el que la oscuridad se cernía sobre la tierra. Samhain era una época de transición y, como tal, estaba repleta de simbolismo. Los celtas creían que, durante esa noche, el velo entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos se volvía mucho más fino, permitiendo así que los espíritus de los difuntos regresaran a la tierra. Para honrar a sus ancestros y ahuyentar a los espíritus malignos encendían hogueras y realizaban rituales sagrados.
La comida desempeñaba un papel muy importante en esta festividad. Pensaban que, al compartirla con los espíritus de sus seres queridos fallecidos, se fortalecerían los lazos entre el mundo de los vivos y el de los muertos. A menudo, incluso, se dejaba libre un lugar en la mesa para que el o los difuntos de la familia pudieran unirse al resto. Era muy típico servir manzanas y calabazas, dos de los alimentos más icónicos de Halloween.
Las linternas hechas de calabazas, conocidas como ‘Jack-o’-Lanterns’, se convirtieron en un símbolo y en una de las tradiciones más emblemáticas y reconocibles de dicha festividad. Tanto, que a día de hoy se siguen haciendo, y no solo eso, existen incluso concursos para ver qué calabaza es la más divertida y espectacular. No pueden faltar en ninguna fiesta o decoración. Pero… ¿sabéis de dónde viene la costumbre de elaborar estas linternas talladas en calabazas con sus rostros gruñones e iluminados por velas?
El nombre ‘Jack-o’-Lantern’ deriva de una antigua leyenda irlandesa que cuenta la historia de un hombre llamado Jack. Según la leyenda, Jack era conocido por ser un auténtico granuja y un bebedor empedernido, pero también era astuto y muy tacaño. Un día se encontró con el diablo en una taberna y, como era de esperar, Jack le invitó a tomar una copa.
Cuando llegó la hora de irse, Jack persuadió al diablo para que se convirtiera en una moneda de plata y así poder pagar la cuenta. Sin embargo, en lugar de pagar, Jack colocó la moneda en su bolsillo al lado de una cruz de plata, lo que impidió que el diablo pudiera recuperar su forma original. Finalmente, Jack liberó al diablo, pero con una condición: no podría reclamar su alma cuando muriera. Después de su muerte Jack intentó entrar en el cielo, pero se le negó la entrada gracias a esa vida pecaminosa que había arrastrado consigo mismo y con los demás. Pero cuando intentó echar marcha atrás e ir al infierno, el diablo, recordando el trato que en su día hicieron, también le negó la entrada. De esa manera Jack quedó condenado a vagar eternamente por la oscuridad, pero el diablo le arrojó un carbón ardiente para poder iluminar su camino. Jack talló un nabo, colocó esa brasa ardiente en su interior y utilizó la hortaliza como linterna improvisada. Así nacieron las primeras ‘Jack-o’-Lanterns’, hechas de nabos. En Irlanda, esta tradición se convirtió en una forma de ahuyentar a los espíritus malignos en la noche de Samhain y se consideraban como recordatorio de que, incluso en los momentos más sombríos, la esperanza y la luz pueden prevalecer ofreciendo protección y guía.
Cuando los inmigrantes irlandeses llegaron a América en el siglo XIX y vieron la abundancia de calabazas que había, fueron sustituyéndolas poco a poco por el nabo, entre otras cosas, por la gran facilidad que suponía su tallado gracias al gran tamaño que tenían. Esta adaptación dio origen a las linternas de calabaza que conocemos hoy en día. Las caras talladas en ellas se asemejan a la expresión gruñona de Jack en la leyenda y se utilizan para iluminar el camino en la noche de Halloween, bien llevándolas durante un paseo nocturno o poniéndolas en las puertas de entrada a las casas y en jardines añadiendo un toque de terror más al resto de decoración.
La pulpa resultante del tallado de la calabaza, lejos de tirarse, ha acabado convirtiéndose en un ingrediente muy valioso en la cocina de Halloween para la elaboración de la tarta o bizcocho de calabaza, un postre delicioso y reconfortante que se ha convertido en todo un icono gastronómico de las festividades de otoño y, particularmente, de Halloween. ¡Pero sin desmerecer a otros platos! Por ejemplo, la crema de calabaza, un guiso de alubias blancas con castañas o codornices rellenas de manzana y asadas con castañas y setas.
En el siglo I d.C., los romanos conquistaron Gran Bretaña y, con ellos, trajeron sus propias tradiciones y mitología. Durante la ocupación romana, las festividades celtas de Samhain se mezclaron con las celebraciones romanas en honor a Pomona. Esta diosa era conocida por su conexión con los árboles frutales, especialmente con las manzanas, y era consideraba como una representación de la inmortalidad y la fertilidad. Los celtas utilizaban la manzana en varios platos, desde la elaboración de ricos y dulces pasteles hasta la sidra. Las calabazas, como alimento de temporada, también eran esenciales en las festividades de Samhain, tanto, que en las más grandes tallaban rostros y las utilizaban como linternas para iluminar el camino de los espíritus buenos y asustar a los malévolos.
La introducción de la diosa Pomona en las festividades de Samhain dio lugar a la tradición de los juegos con manzanas, convirtiéndose en un pasatiempo popular durante ese día. Los participantes intentaban morder o atrapar las manzanas que colgaban de unas cuerdas o flotaban en tinas de agua, juego que sigue siendo en la actualidad una actividad clásica en muchas fiestas de Halloween.
En el siglo VII la Iglesia Católica buscó cristianizar las festividades paganas y, en el proceso, creó el Día de Todos los Santos (All Hallows’ Day) el 1 de noviembre. La noche anterior, es decir, Halloween (All Hallows’ Eve), se convirtió en una oportunidad para honrar a los santos y mártires. La comida siguió formando parte esencial de las festividades religiosas; no faltaban los banquetes compartidos en honor a los santos.
Un plato especialmente asociado con el Día de Todos los Santos es el ‘Pan de Todos los Santos’ (All Souls’ Cake). Estos pequeños pasteles redondos se empezaron a hornear y decorar con cruces para simbolizar las almas de los fieles difuntos. La tradición de su elaboración se remonta a la Edad Media y se convirtió en una forma de compartir la comida con los menos afortunados. En España tenemos un dulce típico y muy solicitado conocido como ‘huesos de santo’, un bocado dulce delicioso que uno no se puede perder, o si no, el espectacular bizcocho de calabaza, zanahoria y nueces con un toque de pacharán casero, ambos elaborados en nuestra cocina de la mano del Sr. Comilón.
Durante esta época la tradición del ‘truco o trato’ (Trick-or-Treat) comenzó a tomar forma en Europa. En la víspera de Todos los Santos, los pobres visitaban las casas de los ricos y pedían los pasteles de las almas (‘soul cakes’) a cambio de rezar por los difuntos de la familia de los anfitriones. Esta costumbre evolucionó con el tiempo y se convirtió en una parte esencial de Halloween, con niños pidiendo dulces de casa en casa.
A medida que Halloween se fue extendiendo por Estados Unidos y Canadá, el ‘Trick-or-Treat’ se convirtió en una parte fundamental de la festividad, así como las bolsas de dulces y caramelos para todos aquellos que se disfrazaran y llamaran a las puertas de los vecinos y amigos recorriendo vecindarios enteros. A lo largo del siglo XX, la industria de los dulces comenzó a capitalizar esta tradición, como hacen con muchas otras, y los caramelos de Halloween, desde chocolates, chicles y gominolas, hasta otros dulces más sofisticados, acabaron por convertirse en una parte esencial de la celebración. Los caramelos temáticos, como los ojos y los gusanos de gominola y los dientes de vampiro, añaden un toque espeluznante a estos pequeños placeres azucarados. ¿Quién no se ha comido uno alguna vez?
En cuanto a los platos salados, la creatividad es la clave. Los platos principales y los acompañamientos se convierten en creaciones aterradoras, desde pastas con forma de gusanos o mini sándwiches que simulan ataúdes, hasta empanadas en forma de calaveras o salchichas con forma de dedos manchados con salsa de tomate simulando a la sangre. Pero la bebida tampoco se queda atrás con la elaboración de espeluznantes cócteles, como si de brebajes burbujeantes se tratarán, teñidos de colores inquietantes.
La decoración sigue siendo una parte esencial de Halloween, y la mesa del banquete se adorna con manteles de arañas, platos con motivos de calaveras y velas negras. La iluminación tenue y las calabazas iluminadas crean una atmósfera espeluznante que acompaña a la comida.
Como podemos ver en las últimas décadas, Halloween ha experimentado un aumento en su popularidad a nivel mundial, y especialmente en lugares donde esta festividad no tenía tradición histórica. En parte, esto se debe a la influencia de la cultura estadounidense, donde Halloween se ha convertido en una de las festividades más celebradas y comerciales. La globalización y los medios de comunicación han desempeñado un papel muy importante en su difusión, lo que ha llevado a debates sobre si debería celebrarse en todo el mundo o no.
Algunos críticos argumentan que la globalización de Halloween ha llevado a la pérdida de las tradiciones y las raíces culturales originales de las festividades. En lugar de celebrar rituales antiguos, las personas a menudo se centran en aspectos comerciales como la compra de disfraces y dulces. Además, la adopción de Halloween en diferentes partes del mundo a veces ha llevado a la apropiación cultural y la falta de comprensión de las tradiciones originales de la festividad. Pero a pesar de las críticas sobre su globalización, esta festividad sigue siendo una oportunidad para la gente de todo el mundo a unirse, disfrutar de platos deliciosos y expresar su creatividad. ¡Feliz Halloween!
One Comment
Miki
Que bueno y que buena pinta tienen los platos.