Frixuelos asturianos
INGREDIENTES: (para 10 unidades aproximadamente)
- 4 huevos
- Ralladura de un limón
- 500 ml de leche entera
- 200 g de harina de trigo
- Un chorrito de anís (opcional)
- Azúcar para espolvorear
- Una pizca de sal
- Aceite de oliva o mantequilla
ELABORACIÓN:
El frixuelo asturiano, conocido también como fillolo, fiyuelu, fixuelu, freisolo, fraisuelu, cereixolo, yoyuela y frinsuelo, entre otras acepciones, es el nombre que recibe esta fruta de sartén, servida como postre, típica de la gastronomía asturiana. Según la RAE la fruta de sartén se define como aquella pasta de harina a la que se le añaden huevos y azúcar o sal, elaborada de diferentes formas, y frita después con manteca o aceite.
Su aspecto final es similar, que no igual, a las filloas gallegas, a las crêpes francesas, a las pancakes o tortitas americanas e incluso a las palacsinta húngaras. Y como decimos siempre, a pesar de que la base de la receta sea la misma, en cada familia se les da un toque de sabor distinto que las hace únicas. ¿Acompañamos al Sr. Comilon para ver cómo hace estos ricos frixuelos asturianos?
En una fuente honda de cocina ponemos 4 huevos junto con la ralladura de la piel de un limón, una pizca de sal y mezclamos bien. Para obtener la ralladura de limón, este debe estar perfectamente lavado y seco; al extraer la piel procuraremos de no coger también la parte blanca adherida a la pulpa porque, de lo contrario, nos dará un cierto toque amargo.
A continuación, añadimos unos 200 gramos de harina de trigo mezclándola con movimientos envolventes hasta integrar y, seguidamente, añadimos 500 mililitros de leche entera. Si añadimos primero la harina, como en nuestro caso, y justo después de integrarla con los huevos, añadimos la leche, la formación de grumos es prácticamente inexistente. Mezclamos hasta obtener una masa completamente homogénea y … ¡lista para elaborar nuestros frixuelos! Si queremos que tengan un toque de sabor, podemos añadir un chorrito de anís o incluso un poquito de canela molida. El sabor resultante es espectacular.
Para hacerlos ponemos a fuego medio-bajo una sartén antiadherente con la base impregnada con un chorrito de aceite de oliva o un poco de mantequilla; cuando esté caliente, añadimos la masa ayudándonos de un cucharón a la vez que movemos la sartén para extenderla por toda la base. Debe quedar muy fina.
Cuando quede dorado por ese lado, le damos la vuelta rápidamente para dorarlo por el otro y, una vez cocinado, lo depositamos sobre un plato con su base cubierta muy ligeramente de azúcar. Espolvoreamos otra cierta cantidad de azúcar por su superficie y seguimos. Este proceso lo repetiremos tantas veces como mezcla tengamos. Eso sí, no debemos olvidar de engrasar la base de la sartén con aceite de oliva o mantequilla cada vez que nos dispongamos a hacer uno.
Una vez terminada la masa… ¡a disfrutar de ellos! Podemos acompañarlos con chocolate caliente, mermelada, por ejemplo de fresa, nata montada, crema pastelera…