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Sopa miso con verduras y pollo

© El Platillo Comilón

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)

    • Una cebolleta
    • Un puerro
    • 3 zanahorias
    • Medio calabacín
    • 150-175 gr de varias setas (Champiñón crimini y shimeji blanco y marrón)
    • Un litro y medio de caldo de pollo con verduras
    • 2 filetes grandes de pechuga de pollo
    • 2 cucharaditas de miso de soja y cebada
    • Fideos de huevo (estilo oriental)
    • Aceite de sésamo
    • Sal

 

ELABORACIÓN:

 

     Existen infinidad de recetas de sopas: con o sin pasta, de verduras, de caldo de pescado o carne, calientes o frías, etc. pero hoy os presentamos una sopa donde todos y cada uno de los ingredientes que la componen le dan su toque, y en especial el “miso”.

     Os preguntaréis… ¿y qué es eso llamado “miso”?

     El miso es un producto culinario de origen japonés que significa “fuente de sabor. Consiste en una especie de pasta elaborada a base de soja, sal y un cereal, todo ello fermentado. Esta pasta aporta muchísimo sabor en las sopas y un olor estupendo. Dependiendo del cereal que acompaña a la soja y del tiempo de fermentación, tenemos distintos tipos de miso. Los más conocidos son:

-Kome miso: de soja y arroz blanco. Es el más consumido actualmente en Japón, aunque hace siglos era exclusivo de la clase alta. Al tener menos sal, su sabor es más suave y de mayor aporte de carbohidratos. Es apto para celíacos.

-Genmai miso: de soja y arroz integral. Esta variedad se consigue gracias a varias técnicas de depuración ya que la capa protectora del grano de arroz integral dificultaba el proceso. Este tipo de miso es muy aromático. Es apto para celíacos.

-Mugi miso: de soja y cebada. De color muy oscuro, este tipo de miso contiene gran aporte de proteínas y escaso contenido de carbohidratos. Su aroma y sabor es muy intenso a la vez que dulzón. No es apto para celíacos.

     Conociendo todas estas variedades, nos hemos decantado por el Mugi miso de soja y cebada. Aunque a priori el olor que tiene no os parezca muy bueno, el sabor que aporta a los caldos es delicioso. ¿Nos ponemos manos a la obra?

     Lo primero que vamos a hacer es preparar todas las verduras que van a formar parte de nuestra sopa. Para ello, pelamos, lavamos, secamos y cortamos en trozos pequeños una cebolleta grande, un puerro, 3 zanahorias de tamaño mediano y medio calabacín, en este caso con piel y cortado en taquitos. Ponemos un chorrito generoso de aceite de sésamo en una cacerola y pochamos las verduras.

 

¿Cómo limpiamos un puerro? Sígueme en mi sección: Técnicas de cocina.

     No debemos dejar que se hagan mucho, porque en la cocción acabarán de hacerse completamente. Añadimos a esto unos 150-175 gramos de setas. Nosotros hemos utilizado champiñón crimini laminado y shimeji blanco y marrón, pero podéis utilizar cualquier tipo de seta que más os guste, preferiblemente no muy grande.


 

Para saber cómo se limpian las setas, pasa por mi sección: Técnicas de cocina.

 
 

     Removemos todo bien y añadimos un litro y medio de caldo casero de pollo con verduras. Si no tenemos en ese momento, podemos usar caldo ya envasado o agua, aunque no tendrá el mismo gusto que el primero.

 

Si quieres saber cómo preparamos un buen caldo o fondo de cocina, pasa por mi sección: Técnicas de cocina.

 

     Limpiamos y cortamos 2 filetes de pechuga de pollo en tiras finas y alargadas, aproximadamente de unos 4-5 centímetros, y las echamos en la cacerola.

     Llevamos todo a ebullición a fuego medio-bajo y salamos. Solo un momento antes de que vayamos a comer la sopa, justo en ese momento, introducimos la pasta. En este caso hemos utilizado 150 gramos de fideos al huevo de tamaño medio (seguro que los conocéis también con el nombre de noodles). Estos tardan muy poco tiempo en hacerse, aproximadamente unos 5 minutos, si no menos. Para ello, seguiremos las indicaciones que aparecen en el envase. La pasta, en este caso, nunca debe cocerse a parte, aportando al caldo, de esta manera, todas sus propiedades. Cuando ya la tengamos cocida, retiramos la cacerola del fuego y añadimos 2 cucharaditas de miso. Removemos bien para que se deshaga y se integre con el resto de ingredientes, probamos de sabor y, si hiciese falta, rectificamos de sal y listo para comer. ¡Seguro que repetís!

 
 
 
 

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