
Lapas o llámpares en salsa con chorizo asturiano

INGREDIENTES: (para 4 personas)
- Un kilo de lapas (llámpares)
- Una cebolla
- 2 dientes de ajo
- 2 ramitas de perejil fresco
- Un tomate maduro grande
- Media cucharadita de pimentón dulce
- Media cucharadita de pimentón picante
- Medio vaso de vino blanco
- Un chorrito generoso de sidra natural
- Un chorizo asturiano
- Una cayena (opcional)
- Aceite de oliva
- Sal
ELABORACIÓN:
La lapa, conocida en Asturias como llámpara, en plural llámpares, es un tipo de molusco marino que podemos encontrar adherido, e incluso mimetizado, en muchísimas rocas de nuestras costas españolas que están en contacto con el agua. Es una especie de caracol marino, que se adhiere fuertemente a las rocas, formado por una concha en forma de cono, en cuyo interior se encuentra el animal propiamente dicho. Como marisco, es considerado un manjar gastronómico en muchos países.


Si probamos a mover alguna lapa de la roca en la que se encuentra adherida veremos cómo esta hace muchísima resistencia sin posibilidad de separarla de ella. Esto se debe a que presenta un pie muy musculoso, de color algo anaranjado, que hace las funciones de ventosa para poder agarrase y adherirse al medio en el que se encuentra.

Este también le permite moverse y desplazarse para poder alimentarse. Aunque no lo parezca, cuando las vemos quietas en las piedras, estas se mueven para poder obtener nutrientes, generalmente procedentes de las algas. ¿Cómo sabemos cuándo se mueven? Simplemente porque queda una señal visible del tamaño de la concha en el lugar donde estaban previamente. Pero por lo general se mueven cuando están cubiertas por agua.
Suelen encontrarse en aguas bastante limpias, lo que les hace ser un indicador natural de la calidad de las mismas. Esto no quiere decir que en aguas de menor calidad no se encuentren, pero su aspecto, sabor y tamaño, entre otras características, suelen ser inferiores.


El Platillo Comilón ha viajado hasta las costas asturianas para poder encontrar tan delicioso manjar marino, pero ¡ojo!, no se pueden pescar así como así porque están protegidas ya que escasean. Solo se pueden coger si se tiene una licencia apta para tal fin. El Sr. Comilón se puso en contacto con un pescador autorizado de la zona y consiguió unas lapas para presentároslas.
En la zona existe un dicho popular: “el que quiera llámpares que se mueye el culo” (el que quiera lapas que se moje el culo), lo que viene a decir también que “el que algo quiere, algo le cuesta”. Para coger las lapas hay que hacerlo teniendo muy en cuenta la marea, cuando está baja, es cuando debemos meternos en el agua, acercarnos con cuidado a las rocas y comprobar si hay lapas. En ocasiones, estas no están tan fácilmente asequibles, por lo que hay que meterse, e incluso mojarse, hasta la cintura teniendo mucho cuidado con los golpes de las olas. De ahí el dicho popular citado anteriormente. Para despegarlas de las rocas nos podemos ayudar de una navaja, cuchillo o herramienta similar, realizando palanca forzando a la vez el pie o ventosa adherida a la roca con cuidado de no dañar su carne ni la concha que la protege. Para quitarlas la arena de mar las podemos lavar, antes de llevarlas a casa, en el propio agua del mar.
Las lapas son difíciles de conseguir, no las venden en muchos sitios, sobre todo si no vivimos en zonas costeras, pero siempre hay alguna pescadería perdida en algún pueblo costero donde las pueden tener.
Realizada la compra o la pesca de nuestras lapas ¿nos vamos a casa a cocinarlas?
Una vez que llegamos a casa ponemos las lapas en una fuente de cocina o ensaladera, las cubrimos de agua y las lavamos con cuidado para quitar restos de arena e impurezas que puedan tener adheridas en las conchas hasta que el agua del aclarado salga más o menos limpia. Las dejamos alrededor de una hora cubiertas de agua con una cucharada de sal disuelta, como si de agua de mar se tratase. Pasado este tiempo si seguimos encontrando algún tipo de impurezas las lavamos bajo el grifo con cuidado de no dañar la carne. Durante el tiempo en que permanecen en el agua podemos ver cómo sacan unos cuernecillos y mueven el pie para desplazarse.


Escurrimos bien y preparamos la salsa. Para ello pelamos una cebolla, 3 dientes de ajo, cortamos todo en trocitos pequeños y finos y lo pochamos en una sartén de gran tamaño con un chorrito de aceite de oliva.

Añadimos 2 ramitas bien lavadas y troceadas de perejil fresco. Si en ese momento no tenemos, lo podemos sustituir por una cucharadita de perejil molido. Lavamos un tomate grande y maduro, lo partimos en trozos muy pequeños y lo añadimos a la sartén junto con el resto.

Sofreímos y añadimos media cucharadita de pimentón dulce y otra media de picante. Rehogamos bien, con cuidado de que no se nos queme, y acto seguido incorporamos medio vaso de vino blanco y un chorrito generoso de sidra natural, si es asturiana, mejor que mejor. Dejamos reducir entre 5-10 minutos y pasamos a triturar todo para que la salsa quede más o menos fina al paladar. Lo podemos hacer con ayuda de un pasapuré o chino, o con una batidora eléctrica. En el primer caso la salsa presentará pequeños trocitos, mientras que con la batidora queda completamente triturado. Nosotros hemos optado por la primera opción.
Desmenuzamos un chorizo asturiano a modo de picadillo, quitándole la piel que lo recubre, y lo añadimos a la salsa. Este tipo de chorizo presenta un sabor mucho más intenso que otros y algo ahumado, por lo que la salsa tendrá un toque muy especial. Salamos y, si nos gusta con un toque más picante, podemos añadir una cayena pequeña.

Removemos todo bien e incorporamos las lapas. En el momento en que veamos que la carne de estas se empieza a desprender de la concha, las quitamos del fuego. Este es el indicativo de que están en su punto, ya que si las dejamos más tiempo se encallan. Como deben comerse en caliente, servimos en una fuente de cocina y… ¡listas para disfrutar!




