Aves y carnes,  Dificultad: 3,  Huevos,  Receta

Huevos ricos al estilo del Sr. Comilón

© El Platillo Comilón

 

 

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)
 
  • 500 g de carne picada de cerdo
  • 2 ramitas de perejil fresco o 2 cucharaditas de perejil molido
  • 3 dientes de ajo
  • Pan rallado
  • Harina
  • 10 huevos (2 por persona y el resto para la preparación)
  • Una cebolla
  • 2 zanahorias
  • 150 g de champiñón natural laminado
  • 4 tomates de rama pequeñitos
  • 3-4 pimientos pequeños de piquillo
  • Media cucharadita de hebras de azafrán
  • Agua
  • Aceite de oliva
  • Sal

 

 

 

 
*Para el majado:
 
  • 2 rebanadas de pan frito en aceite de oliva o tostado en la sartén
  • 3 dientes de ajo
  • Media cucharadita de cominos molidos
  • Agua
  • Sal

 

 

 
 
ELABORACIÓN:
 

     Estos huevos deben su nombre a la época de hambre que pasó España después de la guerra civil. Las personas pudientes podían hacerlos con carne, de ahí, que se les conociera como «ricos», pero los que no podían, ni siquiera comprar la carne, lo hacían con una mezcla de huevo y pan rallado conociéndoles como «huevos pobres». Hoy, en la cocina de El Platillo comilón, vamos a preparar unos deliciosos huevos ricos, ¿nos acompañas?  Lo primero que vamos a hacer es cocer los huevos. En una cacerola grande metemos 8 huevos, cubrimos de agua del grifo y añadimos un chorro de vinagre y un poco de sal. Ponemos a fuego medio y, desde que el agua empieza a cocer, contamos 8 minutos. Lo que queremos es que la yema esté durita. Pasado el tiempo, enfriamos con agua fría, los pelamos y cortamos por la mitad (a la larga). Reservamos.

 

 

     En una fuente de cocina grande ponemos 500 gramos de carne picada de cerdo, un huevo batido, 2 ramitas de perejil fresco picado, o en su defecto, 2 cucharaditas de perejil molido, 3 dientes de ajo pelados y muy troceados, sal al gusto y 2-3 cucharadas de pan rallado. Mezclamos todo muy bien y dejamos reposar unos 30 minutos para que la mezcla adquiera todos los sabores de los ingredientes añadidos.

 

 

     Cortamos una cebolla en trozos finos y alargados y pochamos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva. Pelamos 2 zanahorias, las cortamos en finas láminas y lo añadimos a la sartén junto con 150 gramos de champiñón laminado bien limpio.

 

 

     Rehogamos todo a fuego medio-bajo y, cuando veamos que todo está pochado, añadimos 4 tomates en rama pequeñitos (algo más grandes que los tomates cherry), pelados y troceados. Dejamos unos 5 minutos. Reservamos.

 

     Cogemos la mitad de un huevo cocido y, sobre su parte plana, sin quitar la yema, ponemos un trozo de carne picada. Le damos forma esférica, de tal manera que la unión del huevo y la carne simule la forma de un huevo completo, o quizás algo más grande.

 

 

     Hacemos esto con todas las mitades de huevo y, una vez emparejadas con la cantidad de carne correspondiente, los enharinamos, pasamos por huevo batido y freímos a fuego medio-alto en una sartén grande con abundante cantidad de aceite de oliva.

 

 

     Los doramos bien, con cuidado de no romperlos, y los pasamos a la cacerola donde habíamos reservado el sofrito.

 

 

     Cubrimos de agua, salamos y añadimos media cucharadita de hebras de azafrán y 3-4 pimientos pequeños de piquillo cortados en tiras finas, y llevamos a ebullición a fuego medio-bajo durante 20 minutos aproximadamente. ¡Cuidado si lo movemos con un cubierto! podemos romper el huevo o separarlo de la carne. Para evitarlo, podemos coger la cacerola desde las asas y hacer pequeños giros de un lado a otro manteniéndola en el aire.

 

     Antes de que empiece a cocer, o en ese preciso momento, le echaremos una rico majado. En una sartén freímos 2 rebanadas de pan junto con 3 dientes de ajo con piel. Una vez dorado lo sacamos, troceamos el pan y quitamos la piel a los ajos.

 

 

     Ponemos en un mortero con unas hojitas de perejil fresco, o en su defecto una pizca de perejil molido, y media cucharadita de cominos molidos.

 

 

     Machacamos todo bien hasta formar una pasta, regamos con un poco de agua para que se separe de la paredes del mortero y lo echamos en la cacerola. Dejamos que termine el tiempo de cocción y listo para comer. Fácil y rico ¿verdad?

 

 

 
 
 

 
 
 

 

 
 
 
 
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