Menú Cultural

Cómo ‘La última cena de Leonardo da Vinci’ llegó a mi vida y su relación con la gastronomía (parte II)

Fotografía del refectorio y la Última Cena antes de la Segunda Guerra Mundial

 

 

© El Platillo Comilón

 

 

*Nota del Sr. Comilón: en esta segunda parte de nuestro Menú Cultural dedicado a ‘La última cena de Leonardo da Vinci’, nos ceñiremos a la simbología que recoge la obra en torno al momento del que se trata y de los personajes que la componen, incluyendo el análisis relacionado con la cena que se sirve en la misma; es decir, la interpretación que se hace sobre los alimentos que aparecen en la mesa. Para ponernos en situación sobre la historia en sí de la obra y de su autor, pasad por la parte I.

 

 

     ¿Has pasado ya por la parte I de este Menú Cultural? Te recomendamos que lo hagas antes de empezar a leer esto.

 

     Por los bocetos que existen del propio Leonardo sobre su obra, sabemos que inicialmente tuvo la intención de colocar a los apóstoles junto a Jesús en el medio de la escena, así, sin más. Sin otorgarle ni más ni menos importancia que al resto, llegando a ser considerarlo como uno más, salvo a Judas Iscariote, que le situaban delante de la mesa.

 

Boceto previo de Leonardo sobre su obra ‘La última cena’

 

 

     Pero cambió de opinión dando lugar a una nueva formulación en la que Judas Iscariote se sienta al lado de Jesús y de otros de sus apóstoles. Destaca la posición de este en la mesa, justo al lado de Jesús y no separado ni distanciado del resto, como aparece en muchas otras reproducciones de la última cena realizadas por otros artistas como venía siendo habitual. Como Juan, que siempre solía ser retratado con la cabeza apoyada en el pecho de Jesús, sin embargo, en este caso, además de no ser así, le hace convertirse en la figura central dominante de toda la escena.

 

   Pretendió que la escena representada formara parte del refectorio de los monjes y, para ello, planteó su perspectiva prolongando la de la habitación, tanto en la geometría como en la iluminación. De hecho, el comedor parece tener mayor profundidad con el cuadro. Si hiciésemos un ejercicio mental por el que lo eliminásemos, la pared del fondo se adelantaría hacia el espectador. La profundidad desaparecería. Increíble, ¿verdad?

 

La última cena sin sus personajes nos permite comprobar mejor el efecto de profundidad que la obra otorga a la sala

 

 

  Dividió el espacio del que disponía en dos partes: la parte superior con lunetas para los mecenas o patrocinadores de la obra que recordemos, según dijimos en la parte I de este Menú Cultural, se trataba de la familia Sforza, y la parte inferior para el cuadro como tal.

 

     Cada una de las tres lunetas que aparecen en la obra, y que se corresponden con los semicírculos de la bóveda del techo, tiene representada una guirnalda con el escudo de los duques de Milán y los dos de sus herederos en el interior. Esta decoración floral de las guirnaldas, apenas perceptible hoy en día, seguro que debió ser de gran belleza como bien atestiguan los motivos que realizó por esas mismas fechas para la cámara de Beatrice d’Este, esposa del Duque de Milán.

 

La última cena con las lunetas superiores

 

 

Detalle de las lunetas

 

 

     La parte central del espacio, hasta los 2,15 m del suelo, está ocupada por el cuadro, donde la perspectiva lineal o artificial clásica (perspectiva cónica) es evidente. Existe un punto de fuga en el centro geométrico del mismo, coincidiendo con la sien derecha de Jesús, en la que hay un pequeño hundimiento oscurecido debido al clavo que se puso para trazar las líneas.

 

Detalle de las líneas que conforman la perspectiva lineal en la obra

 

 

     Llega un momento en que, a cierta distancia, podemos comprobar cómo la decoración de la pared izquierda, según vemos la obra de frente, se continua de forma natural con la línea de los tapices del cuadro, prolongando así la perspectiva del cenáculo; seguro que esa sensación sería aun mayor antes de la destrucción de la pared derecha a raíz de los bombardeos de 1943.

 

     La última cena representa uno de los momentos más dramáticos que se vivieron en ella, el anuncio de la traición a Jesús por parte de uno de sus discípulos. Da testimonio de uno de los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret según narra un versículo del Nuevo Testamento de la Biblia: «Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los apóstoles y les dijo ‘Yo tenía gran deseo de comer esta pascua con vosotros antes de padecer. Porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que sea la nueva y perfecta Pascua en el Reino de Dios, porque uno de vosotros me traicionará».

 

     La reacción grupal e individualizada que provocan esas palabras en cada uno de sus doce apóstoles, es lo que Leonardo dejó plasmado en esta obra: el asombro, la decepción, la incredulidad…. Intentaba plasmar “los movimientos del alma”. Tal y como se refleja en uno de sus tratados de pintura, escribió unas palabras que perfectamente podrían cuadrar con la obra que tratamos: «Los movimientos de las personas son tan diferentes como los estados de ánimo que se suscitan en sus almas, y cada uno de ellos mueve en distintos grados a las personas[…]». En otro pasaje también se refiere al efecto de los contrastes: «[…] Lo feo junto a lo bello, lo grande junto a lo pequeño, el anciano junto al joven, lo fuerte junto a lo débil: hay que alternar y confrontar esos extremos tanto como sea posible.»

 

 

IDENTIFICACIÓN DE LOS PERSONAJES

 

     A pesar de la existencia de ciertas dudas con respecto a la identificación de alguno de los apóstoles, se acabó admitiendo como válida la asignación de los nombres de cada uno de ellos tal y como aparece en una franja escrita bajo la copia temprana realizada en el año 1550 de Cesare da Sesto en Ponte Caprisca, Suiza (imagen inferior). El nombre de cada uno de los apóstoles aparece escrito en latín bajo su representación en la obra y separados por puntos, anteponiendo al mismo una ‘S’ para referirse a San, seguido del nombre.

 

 

La última cena de Cesare da Sesto (Iglesia de San Ambrosio, Ponte Capriasca, Suiza; 1550)

 

 

     A Leonardo le costó establecer cada uno de los rostros de los personajes que formarían su obra, individualizar cada uno de ellos le supuso un gran reto y, para ello, se dispuso a buscar por la calle rostros de hombres que le llamasen la atención por las expresiones que quería inmortalizar. La cara de Judas Iscariote la dejó para el final por la complicación que suponía. El primero por el que empezó fue con Jesús. Necesitaba un modelo joven que reflejara bondad, pureza, inocencia, paz, serenidad y que estuviese libre de todas aquellas marcas que el paso de los años van dejando en el rostro. Todo lo encontró en un joven de unos 20 años, cuya extraordinaria belleza varonil llamó su atención. Se dice que vivía incluso cerca de Santa Maria delle Grazie.

 

     Con el resto de personajes no hubo muchos problemas. Tardó alrededor de seis años en pintarlos a todos, menos a uno: Judas. Este le traía verdaderos quebraderos de cabeza, y por eso le dejó para el final. Debía ser el rostro de alguien despiadado, avaro, traidor, de alma oscura… un rostro suficientemente carente de dolor y con señales evidentes del paso de la vida. Cuenta una leyenda que alguien, no se sabe concretamente si un amigo o un conocido, le informó al propio Leonardo de la existencia de un criminal que estaba preso en la cárcel de la zona y condenado a muerte, y que parecía ser que cumplía con todos los requisitos que andaba buscando. Sin pensarlo dos veces, fue a conocerlo personalmente hasta la cárcel y lo vio. Era él. Su modelo perfecto para representar la cara de Judas Iscariote.

 

     Solicitó a los altos mandos de la cárcel que lo llevaran hasta su estudio de Milán y fue allí donde observó sus gestos, sus movimientos… Le indicó cómo debía de posar, manteniéndose siempre en la misma posición durante todas y cada una de las sesiones, distante, imperturbable, sin mostrar emoción alguna en su rostro. No hubo apenas comunicación entre ellos durante el tiempo que estuvieron juntos, hasta que acabó con su retrato. Ese día Leonardo llamó a los guardias para que se llevaran al preso, pero antes quiso enseñárselo. Este, al verlo, cayó al suelo hincando las rodillas de la impresión que le provocó verse reflejado en esa obra, se llevó las manos a la cara y comenzó a llorar desconsoladamente por la deriva que había tomado su vida, exclamando: ¡qué bajo he caído, ayer fui Jesús y hoy soy Judas!

 

     Leonardo no tardó en preguntarle el por qué de esa reacción, a lo que el preso le dijo: ‘Maestro, míreme bien ¿no se acuerda de mí? A lo que Leonardo le contestó: ‘No, no te conozco. No te he visto nunca antes’. El preso le contestó: ‘Maestro, yo soy el joven al que usted escogió hace varios años para representar a Jesús en este mismo cuadro’.

 

     ¡Os proponemos hacer un ejercicio visual! Si observamos la obra detenidamente, ¿pensaríais que todos los apóstoles cabrían en la mesa si se sentasen? Pues por el tamaño que tienen sería prácticamente imposible y es por eso que se representan en grupos, concretamente en cuatro triadas con Jesús en el centro. Cada uno de ellos muestra una expresión distinta, e incluso Jesús, que durante muchísimos años parecía tener la boca cerrada, pero que después de la última restauración se pudo comprobar que la tenía entreabierta, como si estuviese acabando de hacer su anuncio.

 

 

Disposición de cada uno de los personajes que componen la obra de La última cena de Leonardo

 

 

 

PRIMERA TRIADA (los tres personajes lucen sorprendidos ante el anuncio que acaban de escuchar)

 

 

1.-  Bartolomé (muestra cierta expectación).

2.- Santiago El Menor (solicita más información).

3.- Andrés (se muestra horrorizado).

 

 

 

 

 

 

 

 

SEGUNDA TRIADA

 

4.- Judas Iscariote (presenta cara de sorpresa de que Jesús haya descubierto su plan; como consecuencia, podemos ver cómo ha tirado un salero con su brazo derecho derramando la sal sobre el mantel. Con esa misma mano sostiene el saco con monedas que recibe por la traición que va a llevar a cabo).

5.- Simón Pedro (muestra su enojo e irritación).

6.-Juan (desvía la mirada con gran tristeza y serenidad).

 

 

 

PARTE CENTRAL

 

7.- Jesús (expone su anuncio de la traición que se va a llevar a cabo por uno de sus apóstoles con las palmas de la mano hacia arriba, pero el revuelo que causa entre los allí presentes es tal, que intenta calmar la situación poniendo su mano derecha hacia abajo).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TERCERA TRIADA (miran a Jesús con cierta incredulidad ante el anuncio que les acaba de dar)

 

8.- Tomás (muestra cierta seguridad en sí mismo).

9.- Santiago El Mayor (se muestra espantado).

10.-Felipe (tiene ciertas dudas sobre sí mismo).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CUARTA TRIADA (con sus gestos tratan de dar sentido alguno al anuncio recibido)

 

11.- Mateo (muestra incredulidad).

12.- Judas Tadeo (se muestra receloso).

13.- Simón Zelote (se muestra atónito).

 

 

 

 

 

DETALLES Y OBJETOS QUE APARECEN EN LA MESA

 

     Hace ya tiempo que publicamos en nuestro Menú Cultural uno dedicado a lo que se cenó esa noche y la simbología que tiene ese momento para la religión cristiana. ¡Os recomendamos leerlo! Para ello, pincha AQUÍ.

 

     Los detalles que hay sobre la mesa son muchos y extremadamente delicados. Empezaremos hablando del mantel de tela que hay sobre la misma, ¿será de algodón o de lino? Está completamente impecable, como si hubiese sido esa la primera vez que se utilizara. En el lateral frontal podemos observar los detalles de los bordados en tonos azules que presenta, así como los pliegues del planchado o el nudo más visible en su extremo derecho.

 

Detalles del bordado del mantel

 

 

Detalle del nudo del mantel

 

 

     Este último ha dado mucho que hablar, pero hay una tendencia artística que afirma que es la forma en la que Leonardo firmó su obra. En esa época los artistas no solían firmar sus obras, pero se cree que él quiso dejar su impronta haciendo este nudo en el mantel. La palabra ‘nudo’ en italiano significaba ‘vincolo’, que es similar a ‘Vinci’, de ahí su conexión. ¿Quién sabe si están en lo correcto?

 

     Sobre el mantel que cubre la mesa podemos encontrar un sin fin de detalles a parte de la comida, entre los que caben destacar la vajilla utilizada, que parece ser metálica; la cubertería formada por cuchillos y tenedores; vasos bajos, en algunos casos con cierta cantidad de líquido, seguramente vino tinto, y una especie de decantador o jarra vacía.

 

Detalle del extremo izquierdo de la mesa

 

 

Detalle de la parte central de la mesa

 

 

Detalle del extremo derecho de la mesa

 

     Lo que a comida se refiere, podemos observar algunos pedazos de pan, naranjas y, en algún plato, lo que parece pescado, ¿serán sardinas o anguilas?

 

     Existen tantas interpretaciones sobre el ‘posible significado secreto o velado’ que esconde esta obra, que no es de extrañar que aparezcan hasta teorías conspiradoras, tales como por ejemplo la que nos describen Lynn Picknett y Clive Prince en su obra ‘La revelación de los templarios’ de 1998, la del escritor Dan Brown en su libro ‘El Código da Vinci’ de 2003 o la que nos presenta Javier Sierra en su obra ‘La cena secreta’ de 2004. Aunque hay que reconocer que esta obra encierra algunas circunstancias tan extrañas como sorprendentes; como la semejanza que existe entre el rostro de Juan con el de María, en la obra ‘Virgen de las Rocas’. Incluso la postura que tiene la mano derecha de Jesús es idéntica a la de María en la obra anteriormente mencionada. Juzguen ustedes mismos.

Virgen de las Rocas de Leonardo da Vinci (1483-1486; Museo del Louvre, París, Francia)

 

 

     A partir de aquí, han sido miles las conclusiones que se han obtenido, y siguen obteniéndose, como por ejemplo la posible identificación de cada uno de los apóstoles con una parte de la división celeste de los signos del zodiaco, la aparición de una especie de cáliz en el pecho de Jesús si invertimos la imagen, ¡incluso la aparición de algo inédito en el año 2007!, la conversión de las posturas de cada uno de los personajes que componen la obra, convertida en partitura musical según el músico italiano Giovanni Maria Pala. Este invirtió el orden de la partitura y la leyó de derecha a izquierda, dando lugar a una melodía con un cierto ritmo. Os dejamos un audio-vídeo de 20 segundos para que la disfrutéis y os hagáis una idea.

 

Música oculta tras La última cena según el músico italiano Giovanni Maria Pala

     

     Por último, solo nos queda decir que esta obra ha sido una de las más versionadas, caricaturizadas y copiadas de la historia, con permiso, claro está, de la Gioconda o la Mona Lisa. Os dejamos algunos ejemplos que harán las delicias de muchos de vosotros:

 

La última cena de la serie ‘Los Soprano’ (el © pertenece a sus respectivos autores / distribuidores)

 

 

La última cena de Elisabeth Ohlson (© ELISABETH OHLSON)

 

 

La última cena de Racinan (© RACINAN)

 

 

La última cena Marcos López (© MARCOS LÓPEZ)

 

 

La última cena de David Lachapelle (© DAVID LACHAPELLE)

 

 

La última cena del personaje animado ‘Popeye’ (el © pertenece a sus respectivos autores)

 

 

La última cena con personajes de Hollywood (el © pertenece a sus respectivos autores)

 

 

La última cena en tiempos de Covid-19 (© MUSKETON)

 

 

     Y para terminar, lo haremos con una canción de Franco Battiato, que como bien dije en la parte I de este Menú Cultural, además de ser uno de mis cantantes favoritos, gracias al concierto que dio en Milán y que fui a ver, me llevó a conocer esta obra universalmente conocida: ‘La ultima cena’ de Leonardo da Vinci.

 

 

Franco Battiato: Te lo leggo negli occhi
Disco: Fleurs ℗ 1999 Universal Music Italia Srl; Fecha de publicación: 01/01/1999;
Intérprete asociado, Arreglista de grabación: Michele Fedrigotti;
Productor: Franco Battiato;
Compositor letrista: Sergio Bardotti y Sergio Endrigo

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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One Comment

  • Miki

    Una suerte poder haber visto la obra y que lo comparta con todos nosotros. Muy bonito su trabajo una vez más Sr. Comilón.

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