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¡A la rica sandía!

Bodegón con sandías y manzanas en un paisaje. Luis Meléndez, 1771.
Museo Nacional del Prado, Madrid (España)
 

     Estos últimos años los veranos están siendo muy calurosos, por ello, en El Platillo Comilón, nos hemos puesto en modo fresquito con esta imagen de maravillosas y hermosas sandías de Luis Meléndez (1771), gran bodegonista de origen italiano y con una gran trayectoria como pintor en España. No dejan de ser una estampa muy propia de España, donde la sandía, ocupa, en la mayoría de las ocasiones, las sobremesas veraniegas como postre siendo, además de deliciosa, una fruta muy muy saludable.

     Para más información os añadimos la descripción de la R.A.E. sobre la sandía: “Planta herbácea anual, de la familia de las cucurbitáceas, con tallo velloso, flexible, rastrero, de tres a cuatro metros de largo, hojas partidas en segmentos redondeados y de color verde oscuro, flores amarillas, fruto casi esférico, tan grande que a veces pesa 20 Kg, de corteza verde uniforme o jaspeada y pulpa encarnada, granujienta, aguanosa y dulce, entre la que se encuentran, formando líneas concéntricas, muchas pepitas negras y aplastadas”.

     Este artista destaca por realizar composiciones ordenadas y claras. La utilización de la luz y  de las sombras recuerda directamente a Cotán o Zurbarán. Su pincelada es clara e incluso, podemos decir, que didáctica por la minuciosidad y precisión en la descripción pictórica. Para comprenderlo mejor os mostramos este “zoom de la sandía” donde se ve el agua que mana de su pulpa recién preparada para comer.

 

 

     Por otro lado, es curioso cómo Meléndez introduce el paisaje dentro del bodegón. En este ejemplo vemos claramente la influencia del bodegón napolitano y cómo conjuga con destreza varias tradiciones en una misma obra. No podemos decir que es un bodegón preparado o decorativo, ya que la composición es más sencilla, pero sin lugar a dudas el dibujo y la sensación de realidad pictórica están conseguidos. Además de las sandías están las manzanas, que son totalmente reales, sin idealización. Están picadas, unas más maduras que otras, y que realmente completan el bodegón mostrando así una disposición de diferentes planos.

     Las sandías que nos muestra son voluptuosas y carnosas, dan ganas de morderlas, de disfrutar su sabor y aroma… Normalmente las comemos con las manos, pero últimamente la cocina de élite transforma la sandía en bruma, sorbete, aire y quién sabe qué más. ¿Cuál creéis que será la mejor forma de disfrutarla? Añadir vuestras opiniones al respecto en el apartado de “comentarios”.

     Si nos fijamos en las sandías que hay en diferentes puntos de España podemos apreciar cambios entre ellas dependiendo de la zona y de las características del regadío, entre otras. Las sandías que planta uno mismo en casa o en la huerta, no tienen nada que ver con el resto ni en su aspecto, tamaño, aroma y sabor. En la cocina se puede utilizar en postres, cremas, sorbetes, helados… en infinidad de recetas. Si no queréis perdeos ni una de ellas, echad un vistazo en el recetario de El Platillo Comilón porque alguna de ellas sorprenderán a vuestras papilas gustativas.

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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