Déjame entrar
FICHA TÉCNICA
- Título original: Låt den rätte komma in (Let the Right One In; Déjame entrar)
- Año: 2008
- Duración: 110 minutos
- País: Suecia
- Director: Tomas Alfredson
- Guión: John Ajvide Lindqvist
- Música: Johan Söderqvist
- Fotografía: Hoyte van Hoytema
- Reparto: Kåre Hedebrant, Lina Leandersson, Per Ragnar, Henrik Dahl, Karin Bergquist, Peter Carlberg, Ika Nord, Mikael Rahm, Karl-Robert Lindgren, Anders T. Peedu
- Productora: EFTI
- Género: Drama, terror, vampiros
SINOPSIS
El vampirismo es uno de los temas más recurrentes en el cine de terror con el personaje de Drácula al frente. Muchos son los directores del séptimo arte que han querido plasmar su historia personal sobre este personaje vampírico, pero no solo lo encontramos aquí, en la literatura también tiene su hueco gracias a Bram Stoker, novelista irlandés (8 de noviembre de 1847 – 20 de abril de 1912) que con su obra ficticia “Drácula” (1897) impulsó aún más las historias y leyendas sobre el vampirismo transmitiéndose con fuerza a lo largo de los años hasta la actualidad. Para escribir esta exitosa novela, se basó en algunas fuentes históricas reales sobre la vida de Vlad Tepes III el empalador, (Vlad Drăculea) uno de los príncipes rumanos más sanguinario de la historia (Sighisoara, Transilvania 1428 – Bucarest, 1476). La legendaria leyenda de este personaje, es una de las más usadas para someter al espectador a un estado aterrador de tensión y miedo.
Pero, ¿por qué Bram Stoker se basó en la vida de Vlad Tepes III? ¿Quién era realmente este personaje? Hijo de Vlad Dracul, príncipe de Valaquia, llamado “El Diablo”, recibió el apodo de Vlad Drăculea “hijo del Diablo”. Tras la muerte de su padre llegó a convertirse en el príncipe más sanguinario de la historia, debido quizás al observar de pequeño cómo su padre torturaba y asesinaba a las personas que apresaba. También se le conoce como “el empalador” por la técnica de tortura que usaba: introducía un palo largo y grueso sin punta por el ano en los hombres, o por la vagina en las mujeres y hacía que les saliera por la boca. Después clavaba el palo al suelo, de tal forma que la persona se iba deslizando por el mismo, por efecto de la gravedad, hasta introducírselo aún más en su propio cuerpo.
Muchas de estas víctimas aún estaban vivas cuando casi llegaban al suelo, por lo que se supone que las personas que realizaban dicha tortura por orden de Vlad, evitaban atravesar el corazón para alargar su agonía lenta y dolorosa. ¿Horrible verdad? Pero aquí no acaba la historia, se dice que Vlad el empalador se bebía la sangre de sus víctimas en grandes copas.
Teniendo como base esta historia, Bram Stoker imaginó un personaje ficticio para su novela, llamado Drácula, capaz de vivir eternamente en la más absoluta oscuridad de la noche, alimentándose de sangre humana y con peligro de muerte si le atravesaban el corazón con una estaca. A partir de este punto son muchas las características que se le atribuyeron a este personaje: invisibilidad ante un espejo, repulsión al olor de los ajos y a todo símbolo religioso, con capacidad para volar como si de un murciélago se tratase, hipnotizar y convertir en vampiro a otras personas, entre otras muchas.
El Platillo Comilón os quiere acompañar esta noche de Halloween para vivir, a través de su Menú de Cine, una noche terrorífica acompañada de una buena película de terror y una receta que hará las delicias de muchos de vosotros.
La película que os presentamos es considerada por muchos como una película de culto: “Déjame entrar”, basada en una historia vampírica. El invierno hace mella en la ciudad de Estocolmo, la nieve se acumula por todos los lados cubriendo el asfalto, los coches… las calles quedan desiertas y a oscuras con un silencio embriagador. Oskar, un niño de 12 años, siempre juega solo en un pequeño parque a los pies del bloque de pisos donde vive, prácticamente no tiene amigos. Ataviado de fuertes abrigos y gorros juega en la nieve imaginándose cómo sería matar con un cuchillo a un compañero de su clase. Este es víctima de acoso escolar, sus compañeros le hacen la vida imposible, de ahí esas ideas. Un día aparece Eli, una niña más o menos de su edad que dice ser su nueva vecina.
Con el tiempo se hacen amigos inseparables a pesar de que ella es diferente: su cuerpo está helado, no sale durante el día, no va al colegio, no le gustan los dulces y le sientan mal… en fin, una serie de cosas que a Oskar parecen darle igual, solo se da cuenta que ella es muy buena con él. Un día Eli le desvela la realidad de su existencia, lo que realmente se esconde detrás de esa cara de niña es un vampiro.
Al contrario de lo que ocurre con otras películas de este género, Eli, la niña vampira, es un personaje que aparentemente, es muy sencillo, como lo puede ser Oskar, es decir, viste como las niñas de esa edad, vive en un piso como el resto de los mortales, etc.
Esta, además de ayudar a su nuevo amigo con el tema del acoso escolar que sufre, despierta en él un sinfín de sentimientos que no solo son exclusividad de los mayores ¿podríamos llamarlo AMOR? A pesar de ser un vampiro, florecen en ella un sinfín de sensaciones y emociones nuevas que le lleva a considerar a Oskar como alguien MUY especial. Os dejamos un tráiler para que sepáis de qué os hablamos.
VÍDEO SUBTITULADO EN INGLÉS
Y después de todo esto os preguntaréis… ¿qué tiene que ver esta película con la cocina? El acercaros esta película vampírica tan realista, a pesar de la gran ficción que presenta, en la que podemos ver cómo Eli necesita de la sangre humana para alimentarse y no perecer, es para haceros entender que cualquier persona, ser ficticio, en este caso un vampiro, animal, etc. necesita de alimento para subsistir. El ser humano también se alimenta de productos elaborados con sangre de distintos animales como las morcillas, y por hacer un símil os traemos una receta apta para la noche de Halloween: sangre de cordero encebollada en salsa de tomate. ¿Te atreves a probar este sangriento manjar?