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Crema de ortigas

© El Platillo Comilón

 

INGREDIENTES: (para 4 personas)

  • 700 g de ortigas
  • Un puerro
  • Una cebolla
  • 3 patatas medianas
  • 200 ml de nata líquida para cocinar
  • Un trozo de queso azul (opcional)
  • 8 rebanadas pequeñas de pan
  • 2 dientes de ajo
  • Agua
  • Aceite de oliva
  • Sal

 


 

ELABORACIÓN:

 

«Ortiga, ortiga, si me pinchas te corto la barriga»  (dicho popular, Torres de la Alameda, Madrid)

 

     ¿Quién dijo que la ortiga era una mala hierba y no se podía comer? Pues estaba equivocado. La ortiga, a pesar de estar provista de unos pelos urticantes por toda su estructura capaces de provocar ronchones en la piel, es una planta que presenta muchas propiedades medicinales, entre las que cabe resaltar su gran acción depurativa.

 

 

     La ortiga es una planta silvestre que generalmente crece a ambos lados de la carretera, en lo que llamamos cunetas, caminos, zonas próximas a arroyos o zonas húmedas, entre otras. Al cogerlas debemos prestar mucho cuidado a la zona donde hayan crecido, sobre todo al suelo, ya que muchas veces pasan animales que orinan y/o defecan sobre ellas y las pisan, contaminándolas excesivamente de nitratos prejudiciales para la salud. En este caso ni nos molestaremos en cogerlas. Debemos estar muy seguros que las ortigas que cogemos estén libres de contaminación alguna. Si no encontramos una zona donde crezcan, siempre podemos comprarlas en comercios de cultivo ecológico por ejemplo.

     Esta planta se caracteriza fundamentalmente por la presencia de multitud de pelos urticantes, tanto por el tallo, como por la superficie superior de las hojas. Simplemente el roce de la piel con alguna de sus partes, provoca ronchones, escozor y picor. Es por esto por lo que conviene cogerlas con guantes.

 

 

     La parte comestible de esta planta son sus hojas, ya que el tallo en bastante duro y está forrado de estos pelos urticantes. Son de color verde intenso y están dentadas en sus bordes y, aunque también contienen estos pelos, son de un número mucho menor que en el tallo.

 

 

     Hoy, desde El Platillo Comilón, os queremos ofrecer una rica crema de ortigas campestres desposeyéndolas de ese san Benito de mala hierba que en su día se las dio. ¿Nos acompañas a la cocina?

 

 

     Para hacer nuestra deliciosa crema necesitamos unos 700 gramos de hojas de ortigas sanas, sin ningún tipo de daño visible. La dificultad de esta receta radica en gran medida en la elección y recolección una a una de las hojas. Para ello debemos manipularlas siempre con ayuda de unos guantes.

 

 

     Las lavamos varias veces, cambiando el agua para eliminar cualquier resto de tierra o suciedad que puedan tener, hasta que esta salga limpia (podemos echar en el agua unas gotas de un desinfectante específico para alimentos si queremos asegurarnos una desinfección completa de las mismas). Las escurrimos y pasamos a una cacerola de tamaño mediano donde añadiremos un puerro, una cebolla entera y 3 patatas medianas peladas y cortadas en trozos. Cubrimos todo con agua del grifo, echamos un chorrito de aceite de oliva, sal al gusto y ponemos a fuego medio. Desde que comienza a cocer el agua dejaremos unos 25-30 minutos aproximadamente (aunque el tiempo de cocción de los distintos alimentos incluidos en la cacerola no es el mismo, no pasa nada porque posteriormente vamos a triturar todo junto).

 


 

¿Cómo limpiamos un puerro? Sígueme en mi sección: Técnicas de cocina.

 
 

     Pasado el tiempo de cocción, colamos el caldo y reservamos en otro recipiente por si hiciese falta más adelante. Trituramos todo con ayuda de una batidora eléctrica, a máxima potencia, y posteriormente colamos la mezcla para eliminar las hebras que forma el puerro, por ejemplo, dejándolo así fino al paladar. Es en este momento cuando debemos añadir caldo de la cocción si la mezcla estuviese muy espesa. Ponemos la cacerola a fuego medio-bajo y añadimos un brick pequeño de nata (200 mililitros aproximadamente), mezclamos bien y rectificamos de sal. Si nos gusta, podemos añadir un trocito de queso azul hasta fundirlo, el sabor que le da es delicioso. Removemos sin parar, evitando que se adhiera en el fondo, y dejamos cocer unos 5 minutos.

     Ahora solo nos queda darle el toque final. Para ello freímos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva 2 dientes de ajo cortados en trozos. Cuando veamos que el ajo está dorado, lo echamos todo a la crema, incluido el aceite. Si no nos gusta encontrarnos los trozos de ajo enteros a la hora de comerla, los quitamos. Para acompañar cortamos unas 8 rebanadas pequeñas de pan de aproximadamente 1 dedo de grosor, 2 por persona, y las freímos hasta dorar en una sartén con aceite de oliva.  El sabor de esta crema es muy intenso, algo áspera al paladar y muy similar a la de espinacas. Os aseguro que ahora, cuando vayáis por el campo, no os pasarán inadvertidas las ortigas.

 

 

 
 

 

 
 
 
 
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3 Comments

  • Mamen

    Por donde yo vivo hay muchísimas ortigas, pero pasan muchos animales. Esta crema tienen que estar buenísima.

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